Es tiempo de acopiar información que
conforme un criterio de absoluto rechazo a la cultura de la muerte. Es tiempo
de bajar a la arena a pelear por los más débiles e indefensos de nuestros
semejantes. Es tiempo de que nuestro silencio y nuestro mirar para otro lado no
nos hagan cómplices de tanta inhumanidad. Porque nada es tan eficaz como el silencio, lo que no se oye, lo que no tiene
voz, por mínima que sea, acaba convirtiéndose en silencio y éste conduce al
olvido.
Las ideas que aquí defendemos tienen
cerrados los focos de las grandes fuerzas mediáticas, no interesa el ruido ni
el debate, a todo le aplican una sordina que adormece y aborrega alimentando la
impunidad de los verdugos de millones de seres humanos.
Ponte las pilas, querido lector, infórmate
y si te parece sensato y justo lo que aquí defendemos piensa que te necesitamos,
que tu eres nuestra fuerza mediática, que tu puedes hacer que lleguemos a más y
más gente.
En los próximos días, vamos a salir a la
calle a pedir por toda España a los ciudadanos una firma de apoyo a la
Iniciativa Ciudadana Europea en defensa del embrión humano. Desde estas páginas
colaboraremos con diversas publicaciones que ayuden cargar las pilas, a pertrecharnos
de razones.
Y empezaremos hoy con unas reflexiones
del Padre Fernando Pascual
29-12-2012
Defendemos lo que es precioso, lo que es
importante, lo que tiene valor, lo que necesita ayuda. Por eso, precisamente
por eso, estamos llamados a defender al embrión humano.
Para algunos, un embrión humano es material
biológico, disponible para la investigación. Para otros, es ciertamente una
vida humana, pero supeditada en sus “derechos” al reconocimiento que otorgue (o
que no otorgue) su madre. Para otros, es, sobre todo, un hijo.
La situación en la que hoy se encuentran
millones de embriones humanos es dramática. Unos empiezan a existir en clínicas
de la reproducción artificial, donde se evalúan según la calidad que tengan,
donde son seleccionados los mejores y marginados los peores, donde muchos son congelados
como “material” disponible según las necesidades.
Otros embriones inician su vida en el seno
materno. Allí, en un lugar escondido e íntimo, corren el peligro de ser
eliminados por el aborto, con técnicas diferentes que tienen un objetivo
idéntico: aniquilarlos.
Otros embriones crecerán hasta llegar al
día del parto, pero encontrarán a su alrededor un mundo difícil, lleno de
incomprensiones y de desprecios, o situaciones de injusticia como las que
provocan el hambre de millones de niños.
El embrión humano vive hoy situaciones de
grave desamparo, lo cual exige una reacción sincera y valiente de los amantes
de la justicia. No podemos aceptar con indiferencia el uso o la eliminación de
millones de embriones simplemente porque unos, los más fuertes, los rechazan.
Por lo mismo, todo esfuerzo cultural y
social orientado a reconocer y a defender la dignidad de los más pequeños e
indefensos miembros de nuestra especie será bienvenido. Su simple existencia merece
ayuda y protección: porque son hermanos nuestros y, sobre todo, porque están
unidos a sus respectivas madres por los vínculos maravillosos de la filiación
humana.
No hay comentarios:
Publicar un comentario