A propósito de la disertación
“académico-histórica” que nos ofrece el Sr. Rodrigo Tena en su artículo Ley
del aborto: una reforma 'ideológica' que publica en el diario elpais.com de ayer.
Todo un esfuerzo, remontándose
hasta Napoleón para terminar diciéndonos que la reforma es ideológica porque “Comprobamos fácilmente que el ministro lo
que pretende es defender el principio de que el aborto no es un derecho, con
independencia de si se producen más o menos abortos o si los que se realizan
son peores por afectar a un embrión más desarrollado. (...)”.
Desde mi punto de vista, la
cita contiene solo:
1. Una obviedad, y por ello no ideológica, “el principio de que el aborto no es un
derecho” ya que a nadie le cabe ostentar
el derecho a disponer de la vida de un semejante.
"Nadie tiene derecho a
arrebatar la vida a otro ser humano, absolutamente nadie” (José Luis Rodríguez Zapatero,
Ginebra, 24 Feb 2010), por citar a alguien de su propia cuerda con la intención
de que les sirva.
2. Una asignación,
“gratuita”, de intenciones (nada ideológicas, en todo caso malévolas) al ministro,
atribuyéndole, básicamente, que le da
igual la cantidad o la calidad de los abortos que se generen.
Pero el asunto es que de
entre los voluntarios, de todos los colores y hasta versos sueltos propios, a defenestrar una reforma anunciada que se
encuentra en su fase más inmadura, ni siquiera concebida, tan solo “anteproyecto
de ley” hay muchos con inmensas anteojeras 1 en el más puro estilo de la acepción 4ª de la RAE.
Actitudes
mentales obtusas incapaces de ver más allá de sus caladeros de votos, y prejuicios ideológicos que
desenfocan la realidad para hacerla parecer digerible y asumible.