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sábado, 12 de marzo de 2016

Sin resignarnos a ver desaparecer ‘’el debate de la vida’’ del espacio público.



            Desde el semanario Alfa&Omega, repico aquí, el extraordinario artículo de Isabel San Sebastián; crónica certera de la situación en la que nos encontramos en estos momentos, de dónde venimos y lo que tenemos por delante, quienes nos resistimos a no silenciar el debate de la vida.
            Considero un honor darle cabida en estas páginas.
Se olvidaron de la vida
«La vi­da de los no na­ci­dos no da vo­tos. De he­cho, en opi­nión de al­gu­nos in­sig­nes arús­pi­ces, los qui­ta. La vi­da de los no na­ci­dos es un asun­to es­pi­no­so, que aca­rrea bur­las y ame­na­zas en las re­des so­cia­les a quien tie­ne el co­ra­je de exi­gir que se res­pe­te»

            Hubo un tiem­po, no muy le­jano, en el que la de­fen­sa de la vi­da sus­ci­ta­ba en­cen­di­dos de­ba­tes en las Cor­tes, los me­dios de co­mu­ni­ca­ción, los tri­bu­na­les de Jus­ti­cia e in­clu­so las ter­tu­lias de ca­fé. Cru­ces de opi­nión y ar­gu­men­tos, a me­nu­do aca­lo­ra­dos, en­tre quie­nes sos­te­ne­mos que los ni­ños en­gen­dra­dos aun­que to­da­vía no alum­bra­dos son ti­tu­la­res de de­re­chos me­re­ce­do­res de pro­tec­ción y los con­ven­ci­dos de lo con­tra­rio. Po­lé­mi­cas re­ve­la­do­ras de cier­to in­te­rés so­cial por una cues­tión que afec­ta a la con­cep­ción mis­ma de lo que cons­ti­tu­ye nues­tra esen­cia co­mo es­pe­cie. Hoy esa con­tro­ver­sia ha des­apa­re­ci­do de la agen­da pú­bli­ca es­pa­ño­la. A na­die pa­re­ce res­tar­le un ápi­ce de tran­qui­li­dad. Se ha im­pues­to por ma­yo­ría cer­ca­na a la una­ni­mi­dad la te­sis de esa mi­nis­tra de Sa­ni­dad, ex­per­ta en fla­men­co, per­sua­di­da de que un fe­to en el vien­tre ma­terno «es un ser vi­vo, pe­ro no un ser hu­mano». ¿Có­mo po­dría ser­lo? ¿Eli­mi­na­ría­mos sin re­mor­di­mien­to a mi­llo­nes de cria­tu­ra sin defensas si tu­vié­ra­mos el co­ra­je de ver­las co­mo lo ­que son? ¿Quién ma­ta­ría a sus hi­jos?
            La pa­la­bra «abor­to» no fue pro­nun­cia­da ni una so­la vez en la fa­lli­da se­sión de in­ves­ti­du­ra de Pe­dro Sán­chez. Ni si­quie­ra se uti­li­zó el eu­fe­mis­mo al uso, «in­te­rrup­ción vo­lun­ta­ria del em­ba­ra­zo», con el que la­van su con­cien­cia los rea­cios a lla­mar a las co­sas por su nom­bre. El can­di­da­to tu­vo la des­fa­cha­tez de afir­mar en su dis­cur­so que «las mu­je­res po­drán de­ci­dir so­bre su ma­ter­ni­dad», co­mo si aho­ra se nos pri­va­ra de esa fa­cul­tad con al­gu­na cla­se de coer­ción, sin que hu­bie­ra un in­ter­vi­nien­te dis­pues­to a se­ña­lar­le su error y sub­ra­yar su ma­la fe. Ló­gi­co. Su so­cio, Ciu­da­da­nos, ha fir­ma­do un do­cu­men­to en el que se di­ce tex­tual­men­te que «am­bas or­ga­ni­za­cio­nes de­fien­den la Ley de pla­zos» y se aña­de, por si al­guien al­ber­ga­ra al­gu­na du­da, que «el Par­ti­do So­cia­lis­ta se re­ser­va la po­si­bi­li­dad de im­pul­sar la re­for­ma de la Ley en re­la­ción con las jó­ve­nes de 16 y 17 años». Al­go que no pa­re­ce con­tra­riar a Al­bert Ri­ve­ra. En cuan­to al PP, ha­ce tiem­po que rin­dió el úl­ti­mo es­tan­dar­te de es­ta ba­ta­lla en de­fen­sa de los más vul­ne­ra­bles. Exac­ta­men­te el día en que Ce­lia Vi­lla­lo­bos, au­to­ra de la la­pi­da­ria sen­ten­cia «quie­nes no ca­ben en el PP son los que se opo­nen al abor­to», fue pre­mia­da con la Vi­ce­pre­si­den­cia Pri­me­ra del Con­gre­so, mien­tras los diez par­la­men­ta­rios que ha­bían per­ma­ne­ci­do fie­les a la pos­tu­ra tra­di­cio­nal­men­te man­te­ni­da por el cen­tro-de­re­cha veían cons­ti­tuir­se las Cor­tes des­de sus res­pec­ti­vas ca­sas, tras ha­ber si­do ex­pul­sa­dos de las lis­tas. To­dos, los diez dipu­tados y se­na­do­res, sin una con­ce­sión pia­do­sa al «qué di­rán» los elec­to­res ni un res­qui­cio de ver­güen­za por des­hon­rar la pa­la­bra da­da.
            La vi­da de los no na­ci­dos no in­tere­sa. La vi­da de los no na­ci­dos no da vo­tos. De he­cho, en opi­nión de al­gu­nos in­sig­nes arús­pi­ces, los qui­ta. La vi­da de los no na­ci­dos es un asun­to es­pi­no­so, que aca­rrea bur­las y ame­na­zas en las re­des so­cia­les a quien tie­ne el co­ra­je de exi­gir que se res­pe­te. La vi­da de los no na­ci­dos de­man­da a las au­to­ri­da­des me­di­das de apo­yo efi­caz a las mu­je­res em­ba­ra­za­das y exi­ge a los pa­dres que asu­man su res­pon­sa­bi­li­dad. La vi­da de los no na­ci­dos nos obli­ga a tran­si­tar por te­rri­to­rios in­hós­pi­tos des­de el pun­to de vis­ta éti­co, que na­die quie­re ex­plo­rar. ¿En qué mo­men­to exac­to em­pie­za? ¿A quién per­te­ne­ce? ¿En qué pun­to se si­túa la fron­te­ra en­tre los de­re­chos de la ma­dre y los del hi­jo? ¿Có­mo con­ce­der li­ber­tad ili­mi­ta­da a una par­te sin ne­gar a la más dé­bil la opor­tu­ni­dad de exis­tir? La cien­cia, pe­se a sus gi­gan­tes­cos avan­ces, no ha re­suel­to esos con­flic­tos. La con­ven­ción de las do­ce se­ma­nas co­mo pla­zo ad­mi­si­ble pa­ra li­qui­dar (que no in­te­rrum­pir) una ges­ta­ción tie­ne más que ver con la mor­fo­lo­gía, es­to es, con el mo­men­to en el que el fe­to ad­quie­re una for­ma tan inequí­vo­ca­men­te in­fan­til co­mo pa­ra he­rir la sen­si­bi­li­dad del per­so­nal sa­ni­ta­rio en­car­ga­do de lle­var a ca­bo la «ta­rea», que con cri­te­rios de ma­yor ca­la­do mé­di­co. De ahí que to­dos se pon­gan de acuer­do en ar­chi­var el asun­to en el ca­jón del re­la­ti­vis­mo don­de duer­men el sue­ño de los jus­tos tan­tos prin­ci­pios aban­do­na­dos, y ac­to se­gui­do apa­gar la luz. Ojos que no ven, oí­dos que no oyen, con­cien­cias que no se in­quie­tan, gen­tes que vi­ven con­ten­tas.
            En el fon­do de un ar­chi­vo duer­me igual­men­te el sue­ño de los va­gos el re­cur­so pre­sen­ta­do an­te el Cons­ti­tu­cio­nal por un PP di­fe­ren­te a es­te, ha­ce ya más de un lus­tro, cuan­do aban­de­ró des­de la opo­si­ción el com­ba­te con­tra la re­for­ma que en 2010, sin pre­vio avi­so ni com­pro­mi­so pro­gra­má­ti­co, con­vir­tió el abor­to en un de­re­cho in­dis­cri­mi­na­do de la mu­jer. La dis­cu­sión, a la vis­ta es­tá, no pro­ce­de tam­po­co a ni­vel ju­rí­di­co. Es evi­den­te que no ur­ge a ojos de sus se­ño­rías. Y des­de lue­go no con­vie­ne a quien as­pi­ra a una ju­bi­la­ción tran­qui­la. Al me­nos en Es­pa­ña. Fue­ra de aquí, en el co­ra­zón de Eu­ro­pa, hay gen­tes de bien em­pe­ña­das en man­te­ner vi­va una lu­cha tan im­po­pu­lar co­mo jus­ta.
            Han adop­ta­do el nom­bre de «One of Us» (Uno de No­so­tros) con el afán de dar voz a quie­nes ca­re­cen de ella por vi­vir den­tro de un cuer­po que no siem­pre es lu­gar se­gu­ro. No se re­sig­nan ni se aco­bar­dan fren­te a la ten­den­cia do­mi­nan­te al si­len­cio. Pro­cla­man que la vi­da es un don, el más pre­cia­do; y su de­fen­sa, un le­ga­do irre­nun­cia­ble de la ci­vi­li­za­ción oc­ci­den­tal. Quie­ren unir fuer­zas, su­pe­rar di­fe­ren­cias y cons­truir un fu­tu­ro ba­sa­do en va­lo­res uni­ver­sa­les que cos­tó mu­cho con­so­li­dar y aho­ra pa­re­cen pa­sa­dos de mo­da.
            En es­tos tiem­pos de in­va­sio­nes bár­ba­ras, cuan­do el he­do­nis­mo in­di­vi­dua­lis­ta im­po­ne sus dog­mas a una so­cie­dad ador­me­ci­da, aco­bar­da­da, in­ca­paz de sa­cu­dir­se la pe­re­za in­te­lec­tual, los im­pul­so­res de «One of Us» nos lla­man a ser va­lien­tes y reac­cio­nar. A to­mar la pa­la­bra con el fin de que el de­ba­te no mue­ra. A sos­te­ner la ban­de­ra de es­ta cau­sa. Su ini­cia­ti­va po­pu­lar ha si­do la más res­pal­da­da de la his­to­ria eu­ro­pea, con dos mi­llo­nes de fir­mas. Dos mi­llo­nes de per­so­nas que no se ol­vi­dan de la vi­da.
Isabel San Sebastián
Fecha de Publicación: 12 de Marzo de 2016

viernes, 11 de marzo de 2016

Sin voz en el Parlamento… No queremos, porque no debemos, meternos en un armario.



Estamos viviendo un tiempo en el que, inexorablemente, cotas otrora impensables de inhumanidad e ignominia se van instalando en nuestra cotidianidad. Asumidas sin visible actitud crítico-analítica, por la impunidad que les confiere el hecho de no aparecer destacadas en los grandes medios de comunicación.
La visión utilitarista y hedonista de la vida humana, mina, de raíz, los fundamentos que hicieron posible la “redención” del ser humano  de la vida y dignidad humanas  tras los horrores e inhumanidades vividas en la primera mitad de pasado siglo.
Ahora mismo, en el punto álgido de la lucha partidista por el poder en España, discutimos de miles de cosas  importantísimas sin duda  pero, para algunos, no todas de entre las más importantes.
En el famoso documento de las “doscientas medidas”, de 67 páginas, de 25.947 palabras, suscrito entre Ciudadanos y el partido socialista; en tan solo 12 líneas y 135 palabras se sustancia, perpetúa y aumenta, la losa con que “la agenda de género” progresista (sic), está silenciando, y queriendo enviar al ostracismo, a “algunos” millones de españoles que nos horrorizamos de que la vida, de los más débiles e indefensos de entre nosotros, se esté utilizando, y hasta eliminando, sin resistencia social alguna. Me refiero, a las intenciones/propuestas que se hacen sobre la Interrupción voluntaria del embarazo (sin eufemismos… ABORTO), la maternidad subrogada (sin eufemismos… VIENTRES DE ALQUILER), y la Ley de muerte digna (sin eufemismos… EUTANASIA).
Desde luego que algo habrá que hacer, y sin duda será primordial analizar los “porqués” de toda esta involución.
Y este sentir, es por lo que traigo hoy a estas páginas, la reflexión interesantísima que leí ayer en http://www.profesionalesetica.org de la profesora Alicia V. Rubio Calle.
Toboganes para niños desmembrados: de ojos y corazones
Escrito el 10/03/2016
La pendiente ética resbaladiza es una estrategia de debate consistente en defender que una acción iniciará una serie de sucesos posteriores inevitables que culminarán en un indeseable evento final al modo de la caída de las fichas de dominó. En muchos casos se tacha este argumento de falacia por el hecho de que se presuponen concatenaciones de acontecimientos que pueden no ser necesariamente sucesivos, o que no implican irremediablemente el resultado final al que se apela. La comparación con una pendiente es porque se infieren consecuencias negativas que hacen deslizarse hacia catástrofes finales en un movimiento descendente y con un frenado casi imposible una vez comience el proceso. Un tobogán que, en el caso del aborto, no ha sido una falacia, sino un hecho.
Comenzamos nuestro resbalar por el tobogán de la iniquidad asumiendo que un cigoto no es un ser humano y que, por ello, se le podía eliminar, pese a su código genético único y su potencialidad que le hace, incluso, ser sujeto de derecho en una herencia: derecho a tener pero no derecho a ser. No es visible. No tiene aspecto humano. “Ojos que no ven, corazón que no siente”.
Seguimos tomando velocidad con la aceptación de derechos contrapuestos entre un niño y su madre, dando por vencedora siempre a la madre en desigual liza donde uno de los contendientes siempre pierde la vida. Asumimos que la madre no es capaz de amar a un hijo imperfecto y que el niño nos agradece su eliminación para evitarle una vida que catalogamos como inútil e indigna y, con la firme decisión de hacer un favor a ambos, eliminamos “el problema”. El feto desmembrado comienza a tener un inquietante aspecto humano. Suponemos que no sufre. “Corazón que no siente, ojos que no ven” pensamos. Y cerramos los ojos.
Resbalando a un ritmo vertiginoso nos encontramos con niños viables que, tras el aborto, se niegan a morir y se les abandona en las bandejas de despojos hasta que dejan de respirar. Su pecado, el final de sus derechos, comienza con el desafecto de su madre: no les quiere. La sociedad más “humana” y sensible de la historia de la humanidad tampoco los quiere. A algunos se les clava, humanitariamente, una tijera en el occipital para terminar antes. ¿Ojos que no ven? ¿Corazón que no siente? La velocidad del trayecto nos ha dejado sin ojos y sin corazón.
Ya en el último tramo de esta caída libre hacia el Taigeto tecnológico del desprecio de la vida humana, vemos el final del tobogán, de la pendiente ética a la que nos hemos dejado empujar y que ya no es falacia, sino hecho consumado: multinacionales que venden, a trozos, los niños abortados. Ni los nazis más imaginativos, que ante la enorme cantidad de cadáveres humanos producidos se esmeraron en darles una salida comercial, podrían haberlo hecho mejor. Y no olvidemos que, cuanto más formados estén los niños asesinados, mejor “material de venta se obtiene. Embotados completamente por una caída vertiginosa somos incapaces de entender que hay ojos que no ven y corazones que ya no sienten a un precio asequible. Pensamos que no son los nuestros. Quizá, también son los nuestros. Nos queda el último tramo: de vender para aprovechar, a matar para vender.
Incapaces de frenar a esta sociedad que se despeña en la miseria entre cadáveres de niños desmembrados, que corre, alocada, hacia la muerte por mera estadística demográfica, que resbala alegre y confiada hacia un progreso distópico de mercancías humanas sin dedicar una mirada al frente, algunos vemos que, en el foso al que nos dirigimos, se comercializa, ya legalmente y con precios estipulados, con pedazos de seres humanos asesinados para tal fin.
Estamos cerca del final del tobogán. Sólo si millones de manos se aferran a ese resto de humanidad que aún nos queda, frenando la caída, podremos evitar el último trayecto de este viaje a la nada más horrible. Y, poco a poco, ir subiendo hacia ese punto de partida donde la vida humana aún era respetada y cada ser humano, en cualquier etapa de su vida, era considerado UNO DE NOSOTROS.  ONE OF US, dos millones de manos de toda Europa tratando de parar la locura, tratando de volver al origen. Porque sólo si salimos completamente de esta pendiente ética podemos impedir que volvamos a resbalar. Ayúdanos.
Difícil misión abrir un debate sobre algo cruel y desagradable. Un debate que encoge el corazón. Un final del viaje que es mejor no ver.
¿Hablamos de la vida humana o seguimos sin ojos para esos corazones a precio de casquería?
Alicia V. Rubio Calle



domingo, 13 de septiembre de 2015

Las imágenes de una victima de aborto; siempre controvertidas pero nunca innecesarias.



         
             Mostrar una imagen de una victima de aborto, siempre será un acto impopular pero, es único para alcanzar el meollo de la cuestión: Colocarte ante la verdad del aborto, el horrendo espectáculo de un niño asesinado.
 mmm
            Jonathon Van Maren lo relata y argumenta en un excelente artículo publicado en LifeSiteNews.  Por su alto valor didáctico para la lucha por la cultura de la vida os lo traigo desde NotiFam. ¡Disfrutarlo!
           
             Los entrecorchetados son aclaraciones de contexto personales mias.

lunes, 5 de enero de 2015

Sobre el bosque que esconden los árboles


            En la cuestión del aborto hay que estar muy atentos para que los árboles (supuestos derechos) no te escondan el bosque (muerte).
            Al efecto, traigo un breve, aunque sustancioso, artículo que puede ayudarnos ver más allá de unos argumentos, que, como dice el autor, «…todos han resultado falsos».
            Quiero, especialmente, resaltaros

domingo, 28 de diciembre de 2014

Hoy, se siguen matando INOCENTES cada día


          Cada 28 de diciembre, la Iglesia Católica recuerda en su liturgia la matanza de niños inocentes en Belén, ordenada por el rey Herodes I el Grande a quien estorbaba la sola idea de que hubiese nacido un Mesías-Rey, tal como le contaron los Magos. La noticia llega hasta nosotros, contada por el evangelista San Mateo (2:13-18).

          La cuestión es que hoy, tras poco más de 2000 años, algunos defienden que el nacimiento de un niño inesperado puede amenazar con romper los “esquemas” de vida de su madre, y por ello abogan por hacer legal su muerte. Y tan es así, que en pleno siglo XXI mueren inocentes por miles, diariamente, a causa del aborto.

          Lo más difícil de entender, de los defensores del exterminio de niños nacientes  —a los que renombran como “problemas” para no mirarles a los ojos y así negar su naturaleza humana—  es que se declaran fervientes defensores de abolir la pena de muerte.

          Los que nos consideramos defensores de la vida, estamos de acuerdo en que nada justifica matar a un ser humano;   pero que,   si ese ser humano es objetivamente inocente, y especialmente débil por su situación dependiente,   no solo es injustificable sino que, además, es vil e inhumano.

          Un ejercicio didáctico puede rebelarnos esa incongruencia

martes, 9 de diciembre de 2014

Derechos Humanos. Sí... pero para TODOS.


 Mañana celebramos el Día de los Derechos Humanos;  en los más de los “medios”, seguramente, encontraremos hermosos y almibarados escritos ensalzándolos como un logro de nuestra Civilización.

          Nuestra particular celebración queremos iniciarla desde lo que hace un año escribimos, y nos “prometíamos” en este mismo blog:
          «… tiempo de reflexión y de recapitular otro año que va tocando a su fin. ¿Cómo nos ha ido en las cosas que más importan?, ¿nos sentimos más humanos?, ¿qué apuntamos en el “haber” para lograr un mundo mejor y más habitable?, ¿respetamos  a los demás  en la misma medida que reclamamos para nosotros?

          »En lo que a nosotros nos toca, el Derecho a la Vida y a la Dignidad de todo Ser Humano, tenemos unos inmensos “noes” en respuesta a las cuestiones propuestas. Los 1.720 millones de muertos por aborto desde 1973 forman un inmenso borrón que envilece a nuestra generación; admitir como derecho "decidir sobre la vida o muerte de un ser humano" es una bandera colocada sobre una colina de dolor, tortura y muertes 

          »…En nuestro país estamos esperanzados en que finalmente el gobierno materialice la reforma prometida a sus electores, que ahora parece que definitivamente va a ser que sí, y antes de fin de año, en palabras bien recientes del propio presidente Rajoy. No esperamos lo mejor, pero es difícil empeorar lo que tenemos…»

[Puedes ver la entrada completa  AQUI]
          Y desde aquello que nos prometíamos, recapacitar nuestra situación un año después.  ¿Qué ha pasado en este larguísimo año? ¿Se han sustanciado en alguna medida la esperanza esbozada…?

martes, 16 de septiembre de 2014

Para que terminen las muertes inmisericordes por defender un derecho a abortar



Queridos lectores y amigos
El próximo Domingo, día 21, nos concentramos para exigir al gobierno que se mueva en favor de la defensa de la vida y la dignidad de los amenazados de muerte por aborto.
Estamos allí gritando muy alto que ¡¡¡YA SON DEMASIADOS!!!
En España acumulamos ya más de 2 millones de muertos por aborto; 500.000 desde la última ley de Zapatero-Aido; y 300.000 en los, poco menos de, tres años que gobiernan los que nos iban a sacar de ésta, que se los apuntan por su desidia de no hacer nada al respecto.

jueves, 17 de abril de 2014

Exabrupto o libelo, o las dos cosas a la vez.


La Sra. Dña. María Isabel Núñez Paz, que nos dice ser Profesora titular de Derecho Romano e Integrante del Grupo Deméter “Historia, mujeres y Género”, en la Universidad de Oviedo, figura como autora de una artículo titulado  La reforma de la ley del aborto y las tres trampas del lenguaje  que aparece en Público.es  del pasado domingo día 13.
Confieso que cuesta terminar de leerlo, a pesar de que el atrayente título parece prometer que, por fin, encontraríamos algún porqué razonable a la imparable acometida, por tierra, mar y aire, contra el, hasta ahora, soufflé que es el anteproyecto de reforma de la ley del aborto.

martes, 11 de febrero de 2014

Defender el aborto es consecuencia de un cúmulo de errores – “palabra de ateo”


Defender la vida, desde presupuestos religiosos para los que somos creyentes no nos resulta complicado especialmente cuando, como en este caso, la fe solo nos ayuda a reforzar lo que la ciencia, la razón y el “sentido común” nos enseña.
Pero para los que no tienen tal refuerzo; también los presupuestos de ciencia, razón y sentido común deberían bastar para considerar la vida humana como un bien en sí misma, acreedora de una dignidad inherente a su propia naturaleza. Solo cegueras motivadas ideológicamente, o por intereses inconfesables, pueden hacer creer que la vida humana pueda ser objeto de propiedad de otro, seleccionable (válido / no-válido) u objeto de investigación y experimento.

viernes, 24 de enero de 2014

Las cutres anteojeras de algunos progresistas


A propósito de la disertación “académico-histórica” que nos ofrece el Sr. Rodrigo Tena en su artículo Ley del aborto: una reforma 'ideológica' que publica en el diario elpais.com  de ayer.
Todo un esfuerzo, remontándose hasta Napoleón para terminar diciéndonos que la reforma es ideológica porque “Comprobamos fácilmente que el ministro lo que pretende es defender el principio de que el aborto no es un derecho, con independencia de si se producen más o menos abortos o si los que se realizan son peores por afectar a un embrión más desarrollado. (...)”.
Desde mi punto de vista, la cita contiene solo:
1.    Una obviedad, y por ello no ideológica, “el principio de que el aborto no es un derecho”  ya que a nadie le cabe ostentar el derecho a disponer de la vida de un semejante.
"Nadie tiene derecho a arrebatar la vida a otro ser humano, absolutamente nadie” (José Luis Rodríguez Zapatero, Ginebra, 24 Feb 2010), por citar a alguien de su propia cuerda con la intención de que les sirva.
2.    Una asignación, “gratuita”, de intenciones (nada ideológicas, en todo caso malévolas) al ministro, atribuyéndole, básicamente, que le da igual la cantidad o la calidad de los abortos que se generen.
Pero el asunto es que de entre los voluntarios, de todos los colores y hasta versos sueltos  propios, a defenestrar una reforma anunciada que se encuentra en su fase más inmadura, ni siquiera concebida, tan solo “anteproyecto de ley” hay muchos con inmensas anteojeras 1 en el más puro estilo de la acepción 4ª de la RAE.
Actitudes mentales  obtusas incapaces de ver más allá de sus caladeros de votos, y prejuicios  ideológicos que desenfocan la realidad para hacerla parecer digerible y asumible.

jueves, 23 de enero de 2014

¿Abortista o anti-abortista?...   al final solo es cuestión de cuanto “chute ideológico” llevas en vena.


Cualquier mortal, razonablemente informado, es capaz de entender cosas tan simples como que:
·       El aborto es un acto obligadamente cruento.
·       El desembarazo (IVE - para quienes solo se quieren enterar a medias) solo es posible después de desembarazarse del ser que tienes dentro, al que debes dar muerte antes de que asome su cabeza, porque en caso contrario sería infanticidio y eso sí que (de momento no lo admiten los papas progres) te llevaría a la cárcel.
·       Los abortistas, prácticamente en su totalidad, reconocen públicamente que el aborto es un drama. Pero ninguno se atreve a explicar por qué lo es, cuál es el hecho que lo convierte en drama. Su respuesta viene siendo un tremendo y espeso silencio.
La Dra Gador Joya nos cuenta que "He llegado a la conclusión de que sólo hay una causa de este silencio: la respuesta es insoportable. Y es que el aborto es un drama, precisamente, porque consiste en arrebatar la vida a un ser humano indefenso y ninguna mujer es la misma después de pasar por esa experiencia terrible.
·       La filosofía que encierra una ley de plazos es pura hipocresía y de la más refinada. En los primeros tres meses, por ejemplo, está muy bien; el segundo trimestre es menos simpático; para el último hay algunos reparos. Equivaldría a exonerar a un persona que dispara a otra con tal que lo haga a más de veinte metros, porque a 10 metros sería discutible, y si es a quemarropa ya inadmisible [Julián Marías]
Decíamos cualquier “mortal informado”, y añado ahora, de derechas, de izquierdas o medio-pensionista; solo aquellos que han sufrido inmersiones ideológicas crónicas trastocan su raciocinio, de forma y manera que ven derechos imposibles por ser contrarios al fundamento (que es la vida misma) sobre el que se sostienen todos los demás derechos humanos.
Don Rafael Correa, presidente de Ecuador es uno de tantos “mortales bien informados” y a pesar de

lunes, 22 de julio de 2013

Reaccionar ante la sinrazón


El Domingo día 14 os comunicábamos nuestro lamento por el triunfo de la sinrazón que suponía la reforma irlandesa de la ley del aborto...
Hoy quiero haceros disfrutar imaginando como algunos electores irlandeses deben sentirse orgullosos de una política valiente y consecuente con su conciencia que considera por encima de cualquier disciplina de voto.
A ver si alguno de nuestros políticos se mira en ese espejo. 

Irlanda admite la amenaza de suicidio como motivo para abortar
Irlanda: Una ministra valiente, contra la reforma del aborto
ACEPRENSA │12 JULIO 2013
La Cámara baja (Dáil) del Parlamento irlandés ha aprobado la ley que admite la amenaza de suicidio como motivo para abortar (cfr. Aceprensa, 9-05-2013). Ante la creciente oposición de muchos diputados a la reforma, el gobierno decidió imponerles la disciplina de partido. Pero la secretaria de Estado para Asuntos Europeos, Lucinda Creighton (en la foto), se la ha saltado para votar en contra, por lo que ha sido expulsada del grupo parlamentario y ha renunciado a su cargo en el gobierno. Pero el discurso que pronunció en el Dáil el 1 de julio, pocos días antes de la votación, no ha pasado inadvertido.

sábado, 20 de julio de 2013

Avances en la racionalización de la reproducción asistida


La cadena ser ha sacado la noticia de que el Ministerio de Ana Mato “margina a lesbianas y mujeres solas de los tratamientos de fertilidad públicos” al dar cuenta del documento elaborado por Sanidad que se aprobará el próximo martes en el Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud.
Rápidamente toda la izquierda y demás conmilitones, adalides de derechos fabricados a medida de ideologías varias, han saltado como si les hubiesen pinchado. Personajes que entienden al ser humano como  “algo” deseable, como un coche o como una propiedad cualquiera, que “aunque se precise retorcer hasta límites insospechados a la naturaleza” el estado me lo debe proporcionar y gratis por supuesto.
Ideología no es pretender que un niño o niña deba venir al mundo teniendo un padre y una madre, porque eso es lo natural, lo imprescindible para ser concebido.
Hacer nacer a niños huérfanos de padre o de madre... eso ¡¡sí que es ideología!! y de la más rancia, porque es antinatural, porque es privarle de un derecho que no se lo concede graciosamente ningún estado, que le corresponde por la propia naturaleza de su venida a la vida.