Defender la
vida, desde presupuestos religiosos para los que somos creyentes no nos resulta
complicado especialmente cuando, como en este caso, la fe solo nos ayuda a reforzar
lo que la ciencia, la razón y el “sentido común” nos enseña.
Pero para los
que no tienen tal refuerzo; también los presupuestos de ciencia, razón y sentido
común deberían bastar para considerar la vida humana como un bien en sí misma, acreedora
de una dignidad inherente a su propia naturaleza. Solo cegueras motivadas
ideológicamente, o por intereses inconfesables, pueden hacer creer que la vida
humana pueda ser objeto de propiedad de otro, seleccionable (válido /
no-válido) u objeto de investigación y experimento.
En una ocasión “dijo
Juan a Jesús: "Maestro, hemos visto a uno que echaba demonios en tu
nombre, y se lo hemos querido impedir, porque no es de los nuestros."
Jesús respondió: "No se lo impidáis, porque uno que hace milagros en mi
nombre no puede luego hablar mal de mí. El que no está contra nosotros está a
favor nuestro… [MARCOS 9, 38-43. 45. 47-48]”
Ese pasaje evangélico
me vino a la mente cuando leía la entrevista a Gustavo Bueno www.paginasdigital.es , y desde ese espíritu
o desde un más moderno "no dolerme prendas" y porque siempre es posible aprender de otros aunque "no sean de los nuestros" traigo aquí la entrevista para que la disfrutéis.
Entrevista a Gustavo Bueno
'Defender el aborto es como defender la esclavitud'
Fernando de Haro
Gustavo Bueno es el padre
del “materialismo filosófico”. Pensador independiente, se sigue definiendo
marxista y tomista al mismo tiempo. También ateo. Asegura que defender el
aborto es consecuencia de un cúmulo de errores. Nunca puede ser un
derecho porque nadie es propietario de sí mismo ni del embrión.
En su libro El fundamentalismo democrático
criticó eso de presentar el aborto como una cuestión de izquierda, ¿por qué a
usted el aborto no le parece una cuestión de izquierda?
Ni de izquierda ni de
derecha. Aquí la confusión está en el aspecto biológico, ético y político,
que son cosas distintas. El aspecto biológico es más objetivo, y el ético
también. El político es mucho más cambiante porque sencillamente en la
política hay opiniones distintas sobre el aborto. Realmente no tiene sentido
plantear el asunto políticamente, salvo cuando la política está subordinada a
otros principios que ya son extrapolíticos. Por ejemplo, cuando se dice que
el aborto es un derecho de la mujer.
¿A usted qué le parece esa afirmación?
Un sinsentido. Porque no
es un derecho de la mujer. Lo llaman derecho humano. ¿Cuáles son los
principios de los derechos humanos? Decir que es un derecho es sencillamente
un modo puramente metafórico de equiparar el aborto, por ejemplo, al derecho
que un ciudadano pueda tener a comer, o a respirar… Son cosas totalmente
distintas. El aborto suele fundarse en la soberanía del propio cuerpo
que tiene una mujer.
Se plantea así como una cuestión relativa a la
libertad.
Se plantea una serie de
cuestiones metafísicas que no tienen sentido. Se demuestra una falta de
análisis total. Por ejemplo, la mujer tiene derecho a su propio cuerpo, y por
tanto a lo que en él se contiene, porque es propietaria de su cuerpo, y
además propietaria soberana, ella decide porque tiene la libertad de hacerlo…
etcétera. Razonar así supone admitir una inmensa cantidad de confusiones.
¿Cuál es el error de ese planteamiento? Póngame un
ejemplo de esas confusiones
Por ejemplo, la propiedad.
Decir que es propiedad mía lo que está en mi cuerpo es sencillamente decir
que son propiedad mía mis pulmones y también el embrión. La propiedad se
refiere a cosas exteriores al cuerpo.
¿Es un concepto burgués de propiedad?
No, ni burgués ni nada. Es
un concepto de propiedad completamente mal interpretado. Porque yo tengo
propiedad sobre un automóvil, sobre un terreno, … pero yo no soy propiedad,
salvo que sea esclavo, claro. Si soy esclavo de otro, soy parte de la
propiedad de otro, pero si no eres esclavo la idea de propiedad no se aplica
al sujeto de la propiedad. El sujeto de la propiedad tiene propiedad sobre
cosas que están fuera del sujeto.
O sea, que no se puede tener propiedad sobre la
propia persona, o sobre la persona de otro.
Claro. Sobre todo cuando
al embrión que lleva la mujer se le compara a veces con una verruga o con un
grano. Eso ya es intolerable, porque esa “verruga” tiene también un padre.
Por consiguiente, no es de la mujer. Se ve clarísimamente cuando en la
cuestión del aborto interfiere el derecho de propiedad o de herencia. Cuando se
discute en ciertas jerarquías sociales donde hay herencias, desde la herencia
política hasta la monarquía, por ejemplo, donde el aborto es esencial.
Usted afirma esto declarándose materialista.
Materialista en el sentido
filosófico. Cuando hablamos de materialismo filosófico queremos decir
precisamente –lo que pasa es que la gente no se entera– que no somos
materialistas corporeístas, en el sentido de que sólo existen los cuerpos.
Eso es lo que llamamos nosotros materialismo grosero.
¿Y sigue usted declarándose marxista y ateo?
Yo soy marxista, lo he
dicho muchas veces, como soy tomista o aristotélico. El marxismo es una
doctrina muy importante que naturalmente hay que tenerla en cuenta. Hasta que
cayó la Unión Soviética.
Entonces, ¿por qué cree usted que en esta cultura se
ha instalado esta concepción de que la libertad, con independencia del
contenido, se identifica con el derecho a elegir sin tener en cuenta
otras cosas?
La libertad, por lo menos
en mi opinión, no está en la elección. La elección nunca es libre, siempre
está determinada, no es gratuita. No podemos aceptar una teoría
existencialista según la cual cada uno elige lo que le da la gana: no,
tú no eliges lo que te da la gana, tú eliges por unas razones determinadas.
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