martes, 25 de febrero de 2014

Algunos encuentran sus ‘referentes’ veintiocho siglos atrás, ¿Cabe mayor regreso a la barbarie?


Escribo hoy, a  propósito del artículo publicado en www.nuevatribuna.es el pasado día 23 de febrero, y en el que D. Pablo Vaamonde se hace siete preguntas, a las que también responde, en relación al anteproyecto de ley del ministro Gallardón. El artículo lo titula  Aborto: regreso a la barbarie, y lo firma dejándonos ver que es Médico de familia.
Pues bien, yo, que también soy Médico, siento necesidad de replicarle por errores de bulto que no caben en el saber médico, ni en la verdad de las cosas. Sus respuestas podría herir la inteligencia de sus lectores por cuanto que parece quererles imbéciles y faltos de criterio.
Pasamos a comentar algunas de las cuestiones:
«1. ¿Gestación es lo mismo que vida humana?
[...]  En las primeras semanas de gestación no se puede hablar de una vida propiamente humana. Se trata de un conglomerado celular que se desarrolla siguiendo un plan predeterminado:  [...]  La ley de plazos vigente es aceptada mayoritariamente; se entiende que más allá de un momento temporal concreto ya existe una vida que puede llegar a conformar un ser humano. Esta es la visión desde el conocimiento biológico.»

¿Qué datos, basados en la evidencia, puede aportar para “pontificar” que la vida engendrada tras la fecundación de un óvulo humano por un esperma humano no deba ser considerada (hablar de ella como) “propiamente humana”? ¿Verdad que no tiene ninguno?
Le presto una cita de otro colega médico genetista ilustre el Dr. Jerome Lejeune "Si un óvulo fertilizado no es por sí mismo un ser humano, no podía convertirse en uno, porque nada se añade al mismo."
Lo que refiere como “conglomerado de células” se desarrolla, si le dejan, siguiendo un plan, no predeterminado (anterior a su existir), sino determinado en el mismo momento del inicio de su existir, cuando tras la fusión de los núcleos gaméticos se organizó una nueva y singular “carga genética”.
«2. ¿Defensa de la vida o defensa del alma?
Pero la cuestión no es cuando comienza la vida humana desde la perspectiva de la ciencia. Porque el legislador (en este caso el ministro Gallardón, que presentó su anteproyecto de "Ley de Protección de los Derechos del Concebido y de la Mujer Embarazada") se sitúa en el terreno de la creencia religiosa: [...]. El cigoto tiene derecho la vida (por encima del derecho de la mujer), por poseer un alma que le convierte en humano desde el primer momento. Esta instalación en el dogma para legislar tiene efectos muy perversos: impone una creencia propia a toda la población, contempla a la mujer como una incubadora y le retira la capacidad de decidir; le niega el derecho a disponer de su cuerpo e incluso pretende obligarla a traer al mundo fetos con malformaciones y dolencias graves. En el año 2013 nacieron en España (con la ley vigente) 3.500 niños con discapacidades severas que son dependientes para toda la vida. Con la ley de Gallardón habrá más recién nacidos con limitaciones importantes: es una crueldad obligar a la vida estas criaturas mientras le sustraen a las familias toda ayuda y protección para su crianza.»

La respuesta se descalifica por sí misma, cuando atribuye, gratuita y torticeramente, intenciones “confesionales”  no reconocidas por el autor del anteproyecto de ley, ni que se contengan o presuman en el texto que todos hemos podido consultar. ¿Dónde se habla de alma o de Dios el texto? ¿Cuándo ha argumentado el ministro sobre “inserciones divinas” de almas?
Hablar de mujer incubadora, de derechos sobre otros, de tremebundas intenciones de inundar el planeta con fetos malformados o dolientes.... ¡Vamos Sr. mío!... Solo es verborrea y demagogia de la más cutre.
Nadie quita el derecho de la mujer a decidir sobre su cuerpo, pero Ud. debe recordar que en la facultad aprendimos que “el ser engendrado” no es cuerpo ni parte de la mujer (su madre) aunque esté dentro de ella. También en la facultad nos adiestraron para tratar “pacientes”, curando o paliando sus múltiples y variadas dolencias o deficiencias de salud. ¡No yerre el tiro!, el enemigo a batir son las enfermedades y las deficiencias, nunca los pacientes. Ni la eugenesia ni la eutanasia de “no nacidos” abortándolos cura nada. El oficio de médico, tal como muchos lo entendemos y aprendimos, dista mucho del de verdugo.
«3. ¿Cómo cambió la regulación del aborto en la historia reciente?
La decisión de abortar es siempre difícil y dolorosa. [...] doble moral y esa conducta hipócrita son las que el gobierno pretende recuperar con esta ley.»

Bla, bla, bla... parece estar en un mitin. Nos ilustra con una reinterpretación gratuita de la historia y, nuevamente,  atribuye intenciones al gobierno que nunca manifestó ni defendió.
Le compro lo de que abortar es siempre difícil y doloroso, pero añado un “por qué” a esa dificultad y dolor... y es que siempre está “tintado de muerte”.
El aborto, ¿por qué no lo dicen claramente?, es siempre un acto cruento que requiere “conditio sine qua non”  matar para extraer al ser que vive en la madre embarazada.  Por eso “duele” y resulta “difícil” optar por él,  porque lo natural de una madre es ser exquisitamente humana con el hijo que alberga.
No se engañe, ni trate de engañar.... en “el trato humano a nuestros semejantes” no hay nada de dogma, religión o creencia alguna. Es pura y clara “tendencia natural” de los humanos, y es la base de nuestro vivir en sociedad.
«6. ¿Es necesaria una nueva ley sobre el aborto?
Un grupo de profesionales relevantes hizo públicas sus razones para defender la actual norma: es una ley conforme la Constitución, que funciona (no hubo incremento en el número de abortos), respeta a las mujeres y la vida en formación. No hace distinción entre pobres y ricas y permite que las IVEs se realicen de forma segura y equitativa. Además la legislación de plazos es la que más aplican los países del entorno europeo y permite compatibilizar la protección del no nacido con el derecho de la mujer a no continuar con una gestación no deseada. Derogar esta ley representa un retroceso que nos devuelve a los tiempos del franquismo y a los abortos clandestinos. Significa un regreso de la civilización a la barbarie. Pero hay quien se está preparando ya para hacer negocio: las clínicas portuguesas que se dedican a la práctica de IVEs se preparan para la llegada masiva de mujeres españolas.»

La actual ley abandona a la mujer a su desesperación frente a un embarazo que no preveía o que ha ocurrido inoportunamente.  ¿Qué libertad hay en decidir comer lentejas ante un “o lo tomas o lo dejas”?  La pobreza de opciones alternativas limita grandemente la libertad de elección, y cuando la opción es única directamente no hay libertad de elegir. La “interrupción” (como gustan decir los abortistas) no es voluntaria sino “condicionada” por las múltiples y variadas causas que le hacen a la mujer verse ante un “callejón sin salida” tras constatar que se ha quedado embarazada.
Además no defiende, ni respeta, la vida de los seres humanos en las primeras catorce semanas de vida. ¡Qué ironía! Se crea un “Guantánamo” legal donde los seres humanos de menos de 14 semanas de vida permanecen a la espera del arbitrio del dedo de su madre, ¡Cómo en el circo de Roma!

¿Regresar a la barbarie? ¿De qué habla? Los abortistas parecen estar especialmente cerca de los Espartanos de los siglos VII y VI a. C. que se deshacían de los niños que no nacían “sanos y bien formados”  por el expeditivo método de despeñarlos al pie del monte Taigeto. No hay mucha diferencia con lo defendido por los abortistas, tan solo, que tratan hacerlo antes de que nazca para así quitarle visibilidad, ¿Es progresista buscar modelos de hace veintiocho siglos? pero ¿de qué barbarie habla?
Le diré que la reforma es necesaria para proteger “efectivamente” a todo ser humano concebido; para regular y promover ayudas eficaces a fin de que las madres en dificultad y nunca tengan que optar por lo peor. Amén de que complementariamente se incida en el ámbito educativo promocionando actitudes positivas de responsabilidad ante nuestros actos, y de respeto a los otros y a nosotros mismos.
Otra cosa es, que no esté, personalmente, de acuerdo con esta reforma por encontrarla tímida y alicorta; por dejar enormes agujeros por donde puede ser violentada y favorecer los conocidos fraudes de ley que en este terreno son habituales. Pero como es difícil empeorar la vigente ley del 2010, cualquier mejora aunque pequeña y alicorta como la he calificado, sea bienvenida.
7. ¿Qué cambios plantea la ley de Gallardón?
[...]

 Dejo que el lector interesado revise en la fuente original, la “interpretación” sesgada de Sr Vaamonde hace, en su respuesta, de los planteamientos del ministro.
Yo diré que, si al final la literalidad de la nueva ley hace “justicia” a la música que suena en su título “Protección de los Derechos del Concebido y de la Mujer Embarazada” habremos dado un paso grande en la dirección correcta, cual es la defensa de la vida y de la dignidad del ser humano. 

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