Hace ya unos cuantos días,
el 25 agosto del 2013, hube de lamentarme en este blog por la insensibilidad de
Amnistía internacional para con “todas” las victimas que acumula la práctica de
abortos. Y me da igual legales que clandestinos, los condeno por igual pese a
que los legales, además, me sonrojan.
En aquella ocasión se
le perdieron 500.000 víctimas en una muestra fotográfica reivindicativa. Y
ahora hace como que no ve la monstruosidad
que suponen “más de" 100.000 víctimas abortadas cada año en España. Y
es que, tal parece, a la vista de la noticia que ha saltado a los medios en
relación a la exigencia que hacen al gobierno de España para que retire en
anteproyecto de ley que pretende modificar la actual regulación del aborto en
base a garantizar la protección de la Vida del Concebido y de los Derechos de la Mujer
Embarazada.
Tal recomendación puede ser
vista y analizada por el lector en la fuente original, la propia web de
Amnistía: El
Anteproyecto de ley que restringe el aborto debe ser retirado porque pone en
riesgo la salud y la vida de mujeres y niñas .
De
la muchas citas que utiliza sesgadamente (jugando con las palabras) de Organiza-ciones
internacionales, se “le ha caído” también la que define lo que son los derechos
humanos, así como la que nos habla de la especial naturaleza que tiene el derecho a la vida, sin el cual
los demás derechos son baldíos.
“Los derechos humanos son
derechos inherentes a todos los seres humanos, sin distinción alguna de
nacionalidad, lugar de residencia, sexo, origen nacional o étnico, color,
religión, lengua, o cualquier otra condición. Todos tenemos los mismos derechos
humanos, sin discriminación alguna. Estos derechos son interrelacionados, interdependientes
e indivisibles.”
Tal como yo lo entiendo, no
cabe subjetividad alguna al término “inherente” que se utiliza para la
definición. Al utilizarlo está queriendo dejar muy claro que tales derechos son
“consustanciales”, que le asisten al ser
humano mientras “sea”, o lo que
es lo mismo desde que llega a la vida (zigoto humano) hasta que deja de “ser”
porque le atrapa la muerte. La ciencia dice que “es” desde la concepción.
El
Alto comisionado para los Derechos Humanos, nos relata en el primero de los
logros conseguidos, tras veinte años desde su fundación (1993 – 2013) que:
« El goce de todos los derechos humanos forma una
apretada red. El disfrute de un derecho contribuye al adelanto de los demás.
Igualmente, la privación de uno de ellos influye negativamente en el resto.
...
Los derechos civiles y políticos incluyen el derecho
a la vida, la libertad y la seguridad personal, la libertad de no estar
sometido a esclavitud, tortura... »
Es verdaderamente escandaloso que Amnistía
Internacional se alinee con los que niegan la evidencia de que no es posible terminar
un embarazo mediante aborto sin una muerte previa de la vida que habita en la
madre. Siempre ocultado por el expeditivo procedimiento de que “lo no mentado
no existe”
Amnistía Internacional no debería ignorar que los
métodos para abortar, disponibles hoy día, al final resultan ser una
cruel tortura hasta la muerte del ser que habita el vientre de su madre.
El
gran pensador Henry Thoreau (1817 - 1862), que hizo de su
vida una lucha continua frente a los esclavistas, advertía que: "no
toda ley es justa"; que hay leyes que atentan contra el derecho de las
personas y los pueblos, y que deben ser resistidas hasta su total abolición.
Consideraba que todo ciudadano, consciente de su responsabilidad, tiene el
derecho de oponerse a las injusticias aun a costa de asumir las consecuencias
de desobedecer tales leyes injustas.
En sintonía con Thoreau, debemos oponernos radicalmente y
frontalmente a toda ley que pretenda legitimar la muerte de cualquier ser
humano.
Termino
con una cita de J. Noonan, en el libro New
perspectives on human abortion (Nuevas perspectivas sobre el aborto en los
seres humanos ) /
editado por Thomas W. Hilgers, Dennis J. Horan, David Mall; ISBN:
0890933790 .
…
«"Independientemente del método utilizado, los niños están sufriendo el
peor de los males corporales, el final de sus vidas. Están pasando por la
agonía mortal. A pesar de su precaria existencia, de sus limitadas capacidades
cognitivas y de sus rudimentarias sensaciones, están experimentando la
desintegración de su ser y la terminación de sus capacidades vitales. Esta
experiencia en sí es dolorosa".
… »No hay leyes que regulen el sufrimiento de
los abortados, aunque sí las hay para mitigar el dolor de los animales... Es un signo, no de error o debilidad, sino
de compasión cristiana el amar a los animales.
¿Podrán aquellos que se sienten conmovidos por la ballena arponeada,
sentir compasión por el niño impregnado de solución salina...? Todo nuestro conocimiento del dolor ajeno es
por empatía, pues no sentimos el dolor de otros. Es por eso que el dolor ajeno
es tan tolerable para nosotros. Pero si nos identificamos con los que sufren,
¿podremos sentir algo de lo intolerable?»
No hay comentarios:
Publicar un comentario