Ayer sentí la obligación de
contestar, como médico, a D. Pablo Vaamonde (Médico de familia) por lo que a
mi juicio eran “errores de bulto que no caben
en el saber médico, ni en la verdad
de las cosas” en referencia al concebido y a la supuesta
libertad de la madre. A propósito de un artículo titulado Aborto: regreso a la barbarie.
Hoy tengo el placer de
traeros el testimonio médico de una
pediatra que ha querido expresarse en forumlibertas.com y
que yo felicito por tan excelente artículo del que comparto todos sus términos,
especialmente en lo que atañe a su reflexión sobre el malhadado acuerdo del
Consejo General de Colegios Médicos.
Los médicos y el concebido
Ojalá
despertemos y logremos poner fin al mayor holocausto silencioso que se ha
producido en la historia de la humanidad. No podemos ser ni los médicos ni las
mujeres los que apretemos el gatillo al niño enfermo.
Los médicos ejercemos para
curar, para restablecer a la normalidad orgánica y funcional al cuerpo enfermo.
Y, si no es posible, acompañar y aliviar el dolor tanto físico como psíquico.
Esa es nuestra función social en unas brevísimas palabras. Y para eso elegimos
esta profesión.
Y sin embargo la
sensibilidad de la profesión médica hacia los derechos del concebido en los
últimos treinta años ha disminuido enormemente, a pesar de los “vientres de
cristal” que suponen las ecografías de última generación. En la sociedad y en
la práctica médica se ha “institucionalizado” que los derechos de la gestante
prevalecen sobre los del no nacido, asumiéndose el aborto como “un mal
necesario” fruto de situaciones sociales desfavorables y de la libertad de la
mujer a decidir sobre su cuerpo. El actuar médico se ha impregnado en este
campo de un gran indiferentismo. Se sabe lo que es un embarazo, pero el
relativismo imperante hace que en la práctica diaria se olvide la incontestable
realidad biológica del inicio de la vida humana en la fecundación. Es más fácil
indicar un aborto que ayudar a la mujer. Ocupa menos tiempo asistencial en
nuestras saturadas consultas médicas.
El pasado 15 de Febrero la
Asamblea General del Consejo General de Colegios Oficiales de Médicos hizo una
Declaración Institucional al Anteproyecto de Ley de interrupción voluntaria del
embarazo que refleja este estado de “insensibilidad” de la profesión ante los
derechos del concebido. Se aconseja que, tal y como refleja la primera
conclusión de esta Declaración, que los poderes públicos concilien
sensibilidades diferentes”, consensuando voluntades, es decir “según se piense
y se sienta”. Es curioso que sin embargo el texto se inicie
recordando el Art. 51.1 del Código de Deontología Médica que expresa que “el
ser humano es un fin en sí mismo en todas las fases del ciclo biológico, desde
la concepción hasta la muerte. El médico está obligado, en cualquiera de sus
actuaciones, a salvaguardar la dignidad e integridad de las personas bajo sus
cuidados”. Se olvida en los párrafos siguientes.
Soy pediatra. Y no concibo
que un niño enfermo, aunque esté fatalmente enfermo y abocado a la muerte, deba
ser eliminado por medio de actos médicos, tal como se declara en el punto 4, en
el que se aconseja la despenalización la IVE en el supuesto de malformación
grave o enfermedad incompatible con la vida del feto. No podemos ser ni los
médicos ni las mujeres los que apretemos el gatillo al niño enfermo. ¿Para eso
ejercemos? Apoyemos a la mujer. Aliviemos al enfermo. Y cuidemos al débil.
Ojalá los médicos
despertemos y logremos poner fin al mayor holocausto silencioso que se ha
producido en la historia de la humanidad. Y exijamos que se promuevan leyes que
ayuden a la mujer embarazada. Sólo así lograremos cambiar esta sociedad que es
insensible al débil, al concebido que todavía no habla ni vota.
Mª Rosario Bachiller Luque
Médico Pediatra. Universidad
de Valladolid
Presidenta de la Federación
RedMadre de Castilla y León
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