domingo, 5 de enero de 2014

Posicionándose en el tablero II... Un abortista haciendo ‘parroquia’


Mentir, dice el diccionario de la RAE, es “Decir o manifestar lo contrario de lo que se sabe, cree o piensa // Inducir a error”. La sociedad acostumbra a reprobar al mentiroso, porque es responsable de las conductas censurables que pueda tener aquel a quien se ha engañado.
Cuando uno lee argumentos que resultan difíciles de encajar con la realidad objetiva, tiende a pensar que el que emite tales argumentaciones,  o está mintiendo o solo está haciendo alarde de su ignorancia. En la primera opción debe ser reprobado y censurado por dañino, y la segunda opción debe ser también denunciada por temeraria y potencialmente también dañina.
El Sr. Javier Gallego elija si está mintiendo o solo exhibiendo su ignorancia, a propósito del artículo “Por qué la nueva ley del aborto es inaceptable” que aparece en el eldiario.es  del 28 de diciembre pasado.
Seguidamente intentaré explicar a los lectores por que los argumentos del Sr Gallego son difíciles de encajar con la realidad objetiva que la ciencia y el sentido común nos ofrecen. Trataré de hacerlo tras cada argumentación del Sr Gallego que transcribiré literalmente.

«Porque es una ley machista y degradante. Esta ley fulmina cualquier derecho de decisión de la madre que ya no podrá abortar nunca cuando decida libremente sino solo cuando el Estado, médicos y jueces lo dictaminen y los supuestos de violación o riesgo para su salud decidan por ella. La mujer pierde toda libertad de elección sobre su propio cuerpo. Ahora es papá Estado y los padres en el caso de que la mujer sea menor de edad, los que toman el control de su organismo. La mujer aunque sea mayor de edad es reducida a la minoría de edad legal. Queda reducida a un recipiente para producir vida. La mujer será solo una incubadora del hombre».
Para empezar le diré que “machista” si es defender que la mujer pueda ser objeto de placer sexual y luego dejarla a su suerte y que ella sea la que apechugue con las consecuencias de tener al niño o liquidarlo. Eso antes, se le llamaba “derecho de pernada” y es la forma más vil de violencia machista.
Pero es que es mentira (o falso) que la ley produzca una pérdida de libre elección sobre el cuerpo de la mujer, porque la ley trata de armonizar y sopesar la posible colisión de derechos de dos seres distintos, o, de dos cuerpos, como guste llamarlos el Sr Gallego.
Pero, además, se insulta a la mujer, porque lo verdaderamente degradante es abajar la realidad de una maternidad asimilándola peyorativamente a conceptos como “recipiente” o “incubadora”.
«Porque es una ley injusta y autoritaria. Le arrebata a la mujer todo derecho sobre su cuerpo para dárselo al no nacido. Primero es absurdo que un ser que depende de ella y que es parte de su cuerpo, tenga más control sobre la mujer que ella misma. Después es intolerable. En el cuerpo de la mujer ya no manda su cabeza sino su útero y sobre su útero, el Estado. Mujer, tu vientre no es tuyo, es del gobierno. Se debe buscar un equilibrio entre los derechos de ambos pero con esta ley pasamos a darle toda la protección al concebido quitándosela a la madre».
El propio Sr. Gallego está ahora admitiendo que “hay un no nacido al que se le otorga un derecho que se le arrebata a ella” ¡Caramba! Parece que ahora si son dos.
Además, ¡no se lo pierdan! el otro que depende de ella y al tiempo es parte de ella tiene más control que ella misma. Alguien diría que se está haciendo un lio, o que trata de liarnos.
Termina confirmando la dualidad de seres cuando afirma que “se debe buscar un equilibrio entre los derechos de ambos”... Pues va a ser que sí.
«Porque es una ley ilegal y misógina. La mujer tendrá menos derechos que una criatura que aún no tiene personalidad jurídica según el artículo 30 del Código Civil que establece el nacimiento como el momento en el que nos convertimos legalmente en personas. Es una ley ilegal. Y es misógina. La mujer queda por debajo de un ente anterior a la ley. Es menos que un ser que aún no es. La mujer no es. La mujer no existe, luego no tiene derechos. Tiene menos derechos que una no persona. El gobierno no solo es machista y relega a la mujer, más aún, es misógino y la elimina».
De momento vamos bien, admitimos la existencia de la criatura. Pero ¡vaya por Dios! no tiene personalidad jurídica, porque parece ser que eso se nos otorga con el nacimiento...   ¿Y?  Tampoco “vota” porque eso se nos otorga con la mayoría de edad. Pero esa criatura “es ” y sobre todo es “un quién ”,  alguien distinto de su madre pero que necesita de ella en mayor o menor medida “tanto antes como después de nacer” o sea “siempre”.
¿Misógina?, parece Sr Gallego que aquí también se le ha hecho un lio la... argumentación.  Solo léase el título de la proyectada ley.  No señor, no odia a la mujer, trata de protegerla, de asistirla, de no dejarla tirada con su “problema” al albur de los carroñeros.
«Porque es una ley inconstitucional e insultante. La mujer embarazada no existe como sujeto de derecho durante la gestación, solo vuelve a serlo cuando es madre. Ya lo dijo Gallardón: “La maternidad libre hace a las mujeres auténticamente mujeres”. El gobierno obliga a la mujer a ser madre para que sea libre. Un oxímoron en toda regla. Para este gobierno la mujer es un ser incompleto que solo llega a ser una ciudadana completa con derechos y libertades cuando se convierte en madre (como dios manda)  y por eso hay que obligarla porque sola no es capaz de llegar a ser alguien. Otros la completan: los hijos, el esposo, la familia, el jefe, el Estado. Esta ley es una vulneración flagrante del artículo 10 de la Constitución que defiende la dignidad de las personas».
¡Se puede mentir más descaradamente! si no existe como sujeto de derecho, entonces de que estamos hablando criticando una ley que trata de regular derechos de un sujeto, que según el Sr Gallego, no existe.
Si se me permite la licencia diré que el Sr Gallego está “oximonorizado”  porque no para de combinar en la misma estructura sintáctica palabras y expresiones de significado opuesto, buscando originar un nuevo sentido favorable a su tesis. Dejo al buen entender del lector la comprensión de mi “licencia”.
«Porque es una ley paternalista. Los insultos a la inteligencia de todos y a la dignidad de la mujer van más allá. Como la mujer es un ser sin entidad ni identidad durante la gestación, la ley tiene que buscar fuera a los responsables del aborto ilegal. Y les ha tocado a los médicos. El ministro presume de este punto que es, sin duda, uno de los más aberrantes: se exime de responsabilidad a las mujeres, ergo no se las considera sujetos pensantes con voluntad propia. Son los médicos (que las completan) los que abortan por ellas, pobrecitas».
Ahora, las afirmaciones de nuestro Sr Gallego son, además de tendenciosas, gratuitas, pues solo pueden convencer a quienes no se hayan leído el anteproyecto de la ley  y crean ciegamente en que le están “colando”.
Se trata de una interpretación libre del texto con atribución de intenciones  que no resisten la prueba de una simple lectura del texto.
«Porque es una ley incoherente. Solo en dos supuestos prevalece la vida de la madre frente a la del nasciturus: en caso de riesgo para la salud materna y en caso de violación. En el resto de circunstancias, el aborto es un crimen pero en estas dos excepciones el Estado hace la vista gorda, nos perdona el asesinato y él mismo provee de los medios para perpetrarlo. Estos son los desatinos que se producen cuando se trata de compaginar el estado de derecho con la creencia de que dios es el dueño de nuestras vidas. Es una ley tan incongruente y tan abusiva con las mujeres que solo se justifica por la fe más ciega pero ni siquiera en ese aspecto es una ley coherente»
No, no es incoherente porque no es confesional, como “entreveladamente”  pretende hacerla pasar para precisamente tacharla de incoherencia. Si como dicen por ahí, la hubiesen dictado “los Obispos” no tendría esas dos excepciones.
La ley busca deshacer la aberración de considerar el aborto como un derecho, y lo hace como honradamente (supongo) cree oportuno, y tiene todo el derecho a hacerlo. Lo argumenta y lo somete (someterá) a la discusión parlamentaria que proceda. En principio nada que reprochar y menos incoherencia.
«... es una ley cruel porque obligará a tener a niños con malformaciones y anomalías dolorosísimas a familias que no los desean, muchas de las cuales no tendrán ayudas a la dependencia que este despiadado gobierno ha recortado drásticamente. Es contraproducente porque las leyes más restrictivas aumentan el número de abortos y la ley anterior los había reducido en un 5% el año pasado. Es peligrosa porque aumentarán los abortos ilegales en malas condiciones que pondrán en riesgo la vida de las madres. Es clasista porque solo las mujeres más pobres se verán abocadas a esos abortos temerarios. Y es innecesaria y antidemocrática porque el 75% de los españoles son favorables a la despenalización del aborto».
Lo que verdaderamente es cruel es matar porque se sea malformado o con anomalías aunque sea dolorosísimas.
Es mentira que las leyes restrictivas aumenten el número de abortos, porque antes de 1985, año de la primera ley del aborto en nuestro país, no se abortaban más de 100.000 niños al año. Porque con leyes del aborto aplicadas incluso en fraude de ley (véase el caso Morín) el aborto ha ido aumentando hasta cifras inimaginables. El lector bien informado sabe que el descenso del 5% que nos cuenta el Sr Gallego, está en buena medida explicado por el descenso brusco de población joven que suma a los emigrantes que han vuelto a su país y a las jóvenes españolas que han emigrado en busca de trabajo a causa de la crisis.
Y finalmente resaltar que decir “el 75% de los españoles son favorables a la despenalización”,  no quiere decir que todos ellos estén de acuerdo con que se consagre como un derecho. Aquí el amigo Sr Gallego nos ha querido dar gato por liebre.
«... es una ley totalitaria porque el Estado ejerce control absoluto sobre la vida de las mujeres, las borra del mapa como entes jurídicos y pensantes, pone en riesgo su salud, las desposee de su voluntad y toma posesión de lo que ocurre dentro de sus cuerpos. No ha habido un ataque más devastador a las libertades individuales en toda la historia de nuestra democracia».
Es difícil decir más falsedades, o atribuciones gratuitas, en tan pocas líneas. A estas alturas, los lectores ya le han visto el plumero al “abortista cum laude” que nos ha venido ilustrando. Solo me limitaré a reseñar que las leyes promovidas por un gobierno legítimo elegido democráticamente nunca son totalitarias. Pueden ser “injustas” como la que padecemos, pero no totalitarias.

 

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