En estas páginas venimos apoyando la Iniciativa Ciudadana
Europea “Uno de Nosotros” desde su presentación en España el pasado 18 de
enero.
En esta ICE se pide a los legisladores de la Unión Europea
la inclusión de un nuevo principio presupuestario de coherencia en la UE, por
el cual “ningún proyecto de presupuesto podrá ser aprobado para la financiación
de actividades que destruyan embriones humanos o que presupongan tal
destrucción”.
Y a los ciudadanos les pedimos que con su firma (a España le
corresponde recoger al menos 40.500) avalen y apoyen la Iniciativa de forma que
si se consiguen las adhesiones necesarias (Un millón en los 25 países) pueda
ser discutida y eventualmente aprobada en el Parlamento europeo.
Desde el enlace que tienes a la derecha en esta misma
página, puedes pinchar y firmar, pero de todas formas el próximo día 7 de
abril, estaremos en la calle facilitandoselo a aquellos de nuestros paisanos
que quieran apoyar la Iniciativa con su firma en papel.
Tenemos que sopesar desde nuestra propia y particular
conciencia de seres humanos cuanto nos jugamos en este envite. A ello pretendo
ayudar con tres “entregas” donde intentaré aclarar “de que estamos hablando”,
enseñaros la “cara” de las células madre (que son, para que sirven como se
consiguen), asomaros a las implicaciones ético/morales que se plantean en
relación al manejo que de esta investigación se está haciendo, y finalmente a
modo de conclusión os ofrezco un cuento/ficción que quiere poner a los
defensores de la investigación con embriones delante de sus propias vergüenzas.
Células madre
Las células madre son células que se caracterizan por ser
capaces de replicarse (renovarse por sí mismas para producir más células madre)
o bien diferenciarse hacia células más especializadas.
En razón a sus capacidades replicativas y/o de
diferenciación, cabe distinguir tres tipos de células madre (stem):
- Totipotentes: las que tienen el potencial de convertirse en cualquier célula del cuerpo humano e incluso la capacidad de desarrollarse generando al organismo completo. La primera y principal célula totipotente es el propio cigoto, pero también mantienen esta totipotencia las células resultantes de las primeras divisiones del cigoto hasta el tamaño de 16 células (en los primeros 3 o 4 días de vida).
- Pluripotentes: son aquellas que pueden generar cualquier célula del organismo, pero no el organismo entero. Pueden ser embrionarias (la masa celular interna del blastocito) o adultas inducidas a partir de células somáticas (iPS).
- Multipotentes: como las toti y pluripotentes mantienen su capacidad de autoreplicarse, pero la capacidad de diferenciación está limitada a algunos pero no a todos los tipos celulares. Se encuentran en algunos (o quizás en todos) tejidos de los organismos adultos, en la sangre del cordón umbilical, en el líquido amniótico y la placenta y en los órganos fetales.
En razón a la fuente de obtención podemos hablar de dos
grandes grupos o tipos de células madre:
- Las células madre embrionarias, que constituyen la masa celular interna del blastocito y que también se encuentran en distintos órganos fetales.
- Las células madre adultas, que se encuentran en diversos tejidos de los organismos ya nacidos (que con un cierto abuso del lenguaje referimos como “adultas” ya que se trata propiamente de las no-embrionarias). En estos organismos “adultos”, las células madre Funcionan “a manera de” sistema de reparador de los tejidos del órgano que las aloja.
Las células madre embrionarias o fetales se obtienen,
generalmente, a partir de un embrión humano de cuatro o seis días de edad, en
la fase de su desarrollo en la que se denomina blastocito.
Los embriones utilizados, generalmente, proceden de los
“sobrantes” no implantados de las FIV, o incluso generados directamente para
obtener sus células.
Tras la fecundación del óvulo por el espermatozoide se
origina el nuevo ser, que en esta fase unicelular se denomina cigoto. El cigoto
comienza una serie de divisiones, alcanzando tamaños de 2, 4, 8, 16 células,
... tras unos 4 a 6 días alcanza la fase de desarrollo en que se le conoce como
blastocito. En el blastocito se diferencian dos masas celulares, la masa
celular interna (embrioblasto) a partir de la que se desarrollan la totalidad
de las estructuras orgánicas del nuevo ser, y una masa celular externa
(trofoblasto) que formarán la placenta y otros órganos necesarios para
sustentar el desarrollo fetal en el útero.
En embrioblasto es lo que se convierte en “el objeto de
deseo” de los investigadores por ser fuente de células madre embrionarias
pluripotentes, es decir, células con potencial total de originar tejidos u
órganos nuevos en el laboratorio que podrían ser implantados en pacientes y
eventualmente curar enfermedades
En el embarazo normal, la fase de blastocito continúa su
desarrollo, tras implantarse (anidar) en el útero, hasta completar la
organogénesis y pasar a denominarse
entonces feto (criatura) tendrá entonces unas 9 – 10 semanas de gestación.
Para obtener las células madres embrionarias se extirpa la masa celular interna del blastocito (que a
consecuencia es destruido y muere) depositándola en una placa de cultivo que
contiene nutrientes. Al carecer de la estimulación necesaria para
diferenciarse, comienzan a dividirse y replicarse, manteniendo su capacidad de
convertirse en cualquier tipo de célula del cuerpo humano. Posteriormente,
estas células pluripotentes no diferenciadas, pueden ser estimuladas para que
deriven hacia líneas celulares especializadas.
Las células madre adultas, también conocidas como células
madre somáticas, existen en todo el cuerpo tras del desarrollo embrionario
(tanto en niños como en adultos) y se alojan dentro de los diferentes tipos de
tejido. Células madre adultas se han localizado en el cerebro, la médula ósea,
la sangre, los vasos sanguíneos, músculos, la piel y el hígado.
Se cree que una célula madre adulta es una célula
indiferenciada que se encuentra entre las células diferenciadas en un tejido u
órgano que puede renovarse y pueden diferenciarse para producir todos o algunos
de los principales tipos de células especializadas del tejido u órgano. La
mayor parte del tiempo permanecen en un estado de reposo sin dividirse (quiescente
o fase G Ø), activándose cuando se enferma o se lesiona el tejido en cuestión
donde estaba alojada.
En general se cree que las células madre adultas tienen
limitada en su capacidad de regenerarse al tipo de célula constitutiva del
tejido en el que se encuentran. Aunque, algunas evidencias sugieren que se
pueden dividir y diferenciarse hacia otros tipos celulares.
La principal función de las células madre adultas en un
organismo es mantener y reparar el tejido en el que se encuentran. El origen de
estas células en algunos tejidos maduros donde han sido localizadas es, todavía
hoy, motivo de investigación.
La investigación sobre células madre adultas ha generado una
gran expectación. Se han encontrado células madre adultas en muchos más tejidos
de los que inicialmente se pensó. Este hallazgo enfocó la investigación en
línea a su posible utilización para trasplantes. En este sentido cabe
destacar las células madre de la médula
ósea se han utilizado en trasplantes desde hace 45 años (el primero realizado
con éxito fue en 1968) y desde hace unos 20 años se trasplanta con células
madre hematopoyéticas obtenidas de la propia sangre de los pacientes de
leucemias y linfomas. Los investigadores están centrados en intentar controlar
en el laboratorio la diferenciación de las células madre adultas y que abriría
las puertas a terapias reparativas basadas en el trasplante de tales células
diferenciadas “ad hoc”.
También dentro de las células madre adultas cabe destacar
las llamadas iPS (Induced Pluripotent Stem cells) o células madre pluripotentes
inducidas que datan de un primer experimento en ratones en el 2006 (Yamanaka) y
en humanos en el año siguiente. Se obtienen a partir de células somáticas que
se desprograman y posteriormente se reprograman para hacerlas indiferenciadas y
pluripotentes. Estas células comparten con su partner las células pluripotentes
embrionarias unas mismas capacidades de
proliferación y de diferenciación, y también unas mismas debilidades como su tendencia
a generar tumores cancerosos y su ausencia de aplicación clínica en la
actualidad. Por otra parte, las iPS resultan esperanzadoras ya que ―frente a
las embrionarias― no producen rechazo inmunológico, generan modelos patológicos
sobre los que investigar a partir de células del paciente, y ahuyentan los
problemas éticos al no precisar de matar embriones.
Para saber más:
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2 comentarios:
Buen artículo ;)
Buen artículo, si están interesados en reactivos químicos pueden visitar: Wako Pure Chemicals. Felicidades.
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