Son palabras extractadas del
discurso/testimonio del Dr. Lejeune ante la Asamblea Legislativa del Estado de
Lousiana (Estados Unidos) el 7 de junio de 1990. Un maravilloso discurso
científico que suena como un canto a la vida.
Señor
Presidente:
Es interesante constatar que las
ciencias naturales y las ciencias jurídicas hablan, básicamente, el mismo
lenguaje. Antes de que se pueda proclamar una Constitución se tiene que definir
cuidadosamente cada una de sus condiciones. Y luego se tiene que votar para promulgarla.
La Constitución natural del ser humano también tiene que ser definida
cuidadosamente en todas sus características. A estas características las
llamamos GENES que son transportados por los cromosomas.
También hay un proceso de
votación que es la fecundación. Solamente uno entre aproximadamente mil
millones de espermatozoides será el escogido para producir el nuevo conjunto de
información. Una vez que la cabeza del espermatozoide ha traspasado la zona
pelúcida, (una especie de bolsa plástica que protege la vida del nuevo ser),
llega el momento en que su Constitución humana es puesta a votación y
promulgada.
El fallo del Tribunal Supremo
"Roe V. Wade"* afirmó que, puesto que desconocíamos el momento en que
empieza la vida humana, somos libres para decidir tal o cual cosa. Desde
entonces han transcurrido diez y siete años y la ciencia ha hecho un progreso
vertiginoso. Quiero decirle cuánto mucho más conocemos hoy sobre el comienzo de
la persona humana, de lo que sabíamos hace 17 años.
La vida tiene una historia muy,
muy larga. Ha sido transmitida desde hace milenios en el género humano. Pero
cada uno de nosotros tiene un momento de iniciación preciso, que es aquel en el
cual toda la información genética, necesaria y suficiente, se reúne dentro de
una célula, el óvulo fertilizado, y este momento es el momento de la
fecundación. No existe la más mínima duda sobre esto.
El
DNA y el inicio de la vida humana
Sabemos que esta información
está escrita en una especie de cinta que llamamos DNA (acido desoxirribonucleico).
Es una molécula larga en la que, por medio de un código específico, están
definidas todas las características de la futura persona. La cinta que está
dentro del espermatozoide mide exactamente un metro de longitud, dividida en 23
pedacitos o cromosomas, y hay otra cinta de un metro dentro del óvulo; de
manera que podemos decir que al principio de nuestra vida tenemos dos metros de
cinta, en los cuales todo está codificado. Como una ayuda para entender cómo
son de diminutas estas dos tablas de la ley de la vida, tengamos presente que
la molécula de un metro de largo se enrosca tan apretadamente que cabe
fácilmente en la punta de un alfiler. La vida está escrita en un lenguaje
fantásticamente reducido. Cuando se emitió el fallo "Roe V. Wade"
sabíamos que la información se hallaba dentro de la primera célula, pero nadie
podía leerla, y nadie era capaz de anticipar su modo de manifestarse para que
al final la información llegara a ser alguien vivo que nos dijera: "Soy un
ser humano".
Hoy sabemos que la vida es muy
parecida a lo que sucede con una cinta magnética en la que se ha grabado
música. En la cinta misma no hay notas. En la grabadora no hay músicos ni
instrumentos. No obstante, debido a que la información ha sido codificada en el
momento en que era recibida por un micrófono y luego transmitida a la cinta, el
tocacintas puede leer dicha información, dar impulso a los altoparlantes, y
así, lo que se reproduce no son los músicos ni las notas de la partitura, lo
que se transmite, si usted está escuchando "la pequeña serenata", es
el genio de Mozart.
Exactamente de la misma manera
se ejecuta la sinfonía de la vida. Está escrita mediante un código muy especial
en la molécula de DNA, y la primera célula es la primera parte del tocacintas
magnético, que descifra el código y toca vida humana. Si la información que
está dentro de la grabadora-esa primera célula-es información humana, entonces
este ser es un ser humano. Sabemos que inicialmente hay un mensaje, y si este
mensaje se deletrea al estilo humano, forma lo que es un ser humano.
Comprendemos que la materia es solo materia. Pero la materia puede estar
animada por determinada información que le da forma y permite la construcción
de un nuevo ser. Ahora, dependiendo de si uno es un melómano o un aficionado,
reconocerá más pronto o más tarde, que en el tocacintas se ha puesto un
cassette de "la pequeña serenata". Si usted es un melómano de verdad,
al segundo compás reconocerá la música. Si es un aficionado necesitará escuchar
toda la cinta antes de decir: "Ahora sé que se trata de la pequeña
serenata". La ventaja de la genética es que la ciencia es devota de la
vida: nos damos cuenta de que se trata de la vida tan pronto se ejecutan los
primeros compases.
Implicaciones
éticas
Este punto de vista acerca de
los datos informativos no es una mera ilusión, ni es una hipótesis metafísica.
Es pura ciencia. Quienes no quieren aceptar sus implicaciones dicen a menudo
que la vida es simplemente un dinamismo, un movimiento continuo. Hoy en día,
lamentablemente, se congelan embriones humanos. A medida que baja la
temperatura, el tiempo se detiene; y cuando se alcanzan temperaturas muy bajas,
el tiempo se suspende. Pero los seres humanos que han sido congelados no están
muertos; recobrarán su propia autonomía y empezarán a ser ellos mismos otra
vez. Así que sabemos que se ha interrumpido la dinámica, el movimiento; pero si
no se ha destruido la información, la vida puede volver a comenzar. Hace 17
años no se podía decir nada acerca del contenido de la primera célula. Si se
buscaba en su interior el mensaje genético que estaba codificado, se mataba a
esa célula. Sucedía lo mismo con el embrión muy joven. Porque era imposible
examinar el embrión de un día, de dos días o de una semana de edad y ver si
tenía tal o cual característica, sin destruirlo, debido a la rudeza de la
técnica.
Resultados
de los hallazgos actuales
Ahora tenemos un extraordinario
descubrimiento, hecho hace cuatro años y que se utiliza en los laboratorios
desde hace dos años. De un embrión de tres días que tiene de cuatro a ocho
células, se extrae, en forma muy cuidadosa, una de esas células perforando la
zona pelúcida, sacando la célula y volviendo a cerrar el diminuto orificio.
Entonces, de la célula, con una nueva técnica llamada PCR o "polimerización
en cadena" se reproduce el DNA de esa célula única y se llega a tener
suficiente cantidad de tal DNA para analizarlo. Con la técnica en referencia se
reproducen millones de copias de la molécula inicial del DNA en 24 horas. Es
casi como un milagro porque funciona más rápido que la misma vida, pero
utilizando los mismos procedimientos, esto es, una enzima especial en un ciclo
especial tal como sucede en la naturaleza. [Nota del editor: El Dr. Lejeune,
cuya postura en defensa de la vida humana desde la concepción = fertilización
fue bien conocida, no se está refiriendo aquí a la técnica de clonación o a
ninguna otra manipulación de embriones humanos que no respete su vida o
dignidad, sino solamente al estudio, sin ningún daño para el embrión humano,
del DNA.]
Hace menos de tres meses Monk y
Holding publicaron en Inglaterra que, en su trabajo con embriones humanos
producidos in vitro, habían podido extraer células de esos embriones,
polimerizar el correspondiente DNA, examinarlo con determinado procedimiento y
determinar si esos embriones incipientes eran masculinos o femeninos. [Nota del
editor: De nuevo, el Dr. Lejeune de ningún modo está aprobando aquí la inmoral
técnica de la fertilización in vitro que implica la destrucción de innumerables
embriones humanos, sino sólo al hecho de que estos científicos pudieron
constatar que efectivamente el sexo del ser humano se puede detectar desde los
primeros momentos de su existencia.]
Así, aún en un embrión de una
semana de edad, con éstas nuevas técnicas podemos decir: "es un hombre
" o " es una mujer". Va más allá de lo imaginable que los
abogados, al conocer de repente que este embrión de una semana es un muchacho o
una chica, no quisieran reconocer al mismo tiempo que es una persona humana.
Un segundo descubrimiento que
cambió nuestra manera de considerar la composición genética humana en los
últimos dos años fue hecho por Jeffries, otro colega inglés. Jeffries es un
prominente especialista en DNA quien súbitamente tuvo la ingeniosa idea de que
existían largos trechos del mensaje genético destinados únicamente a dar
regularidad a las células. Por tal función específica podían resistir muchos
cambios pequeños sin peligro para lo individual. Así cada uno de nosotros
tiene, en la porción reguladora de nuestro sistema genético, un orden muy
específico de los genes, todos los cuales son normales. Al tomar una célula y
utilizar la polimerización en cadena, Jeffries pudo hacer muchas copias de esta
parte del mensaje y trazar la información de una manera nueva.
Es muy interesante como aparece
el resultado. El DNA específico de cada persona, al terminar de usar todo el
procedimiento técnico, parece un conjunto de rayas de distinto ancho y
colocadas a diferentes distancias, que conforman un patrón propio para cada ser
humano. Se parece mucho al código de barras que nos encontramos en los
productos del supermercado. En vez de la etiqueta con el nombre y el precio del
producto escritos en letras y números, se usan barras de diferente ancho y
colocadas a diferentes distancias una de la otra; si esto se lee con el sistema
analizador, el computador del supermercado sabe exactamente qué producto usted
está comprando y a qué precio. Es lo mismo que ahora podemos hacer con cada ser
humano examinando su DNA. Podemos trazar un código de barras que es
absolutamente específico para cada uno de nosotros.
De hecho, si comparamos el
código de rayas de una persona con los de su padre y su madre, podemos
reconocer que la mitad de las líneas específicas de la persona también se
encuentra en las del padre y la otra mitad en las de la madre; así se obtiene
la absoluta definición de la herencia y podemos determinar con un error menor a
una vez en diez mil millones, que esa persona es la descendiente biológica de
este padre y esta madre.
Tal determinación es muy
importante en el caso en que la paternidad deba confirmarse. Estamos en
capacidad de detectar, más allá de cualquier duda, quién es el padre biológico
y en vez de considerar al bebé como un criminal que debe eliminarse por el
aborto, la sociedad debe reconocerlo como un ser humano. Si se conocen la madre
y el padre, el ser humano con un padre indigno debe ser la preocupación y no la
víctima de la nación. Jeffries encontró que el mensaje genético del
espermatozoide estaba acentuado en forma diferente al mensaje genético
transportado por el óvulo. Cuando uno está estudiando algo y leyendo un libro,
muy a menudo toma un lápiz y subraya una frase que le parece debe recordar; ya
que es muy importante. Y a veces, pone una X sobre otro pasaje porque no lo
necesita inmediatamente. Es exactamente lo que la naturaleza hace con la
totalidad del mensaje genético.
Expliqué que al principio de
nuestra vida tenemos dos metros "de cinta", pero he olvidado decirle
que la cantidad de letras escritas en esos dos metros es cinco veces mayor que
las de la Enciclopedia Británica. O sea que para imprimir el nombre de todas
las bases que existen dentro de nuestro código genético, necesitaríamos cinco
juegos de volúmenes del tamaño de la Enciclopedia Británica. Entendemos así por
qué es muy prudente que la naturaleza subraye algunas frases, porque deben ser
descifradas inmediatamente por la primera célula, y coloque una X en otras que
van a ser usadas mucho más tarde en la vida. La célula no puede hacerlo todo al
mismo tiempo, debe empezar por alguna parte.
Y otro descubrimiento es que en
los varones está subrayada una parte del mensaje y en las mujeres otra parte
distinta, y el resultado explica dos misterios de la genética. Sabemos ya que a
veces después de un coito normal resulta un embarazo sin que exista dentro un
bebé; un embarazo falso. A veces da origen a la "degeneración molar",
situación muy peligrosa porque se puede convertir en cáncer. Hace unos diez
años se descubrió que cuando ocurría la degeneración molar únicamente se
formaban membranas cuya composición genética era de origen paterno. También se
conoce una situación opuesta. A veces en uno de los ovarios de una muchacha
joven y virgen un óvulo se multiplica y forma un teratoma. En este teratoma se
encuentran elementos semejantes a la piel, las uñas, el cabello y los dientes.
Se denomina "quiste dermoide" que en nada se parece a un bebé sino a
algunas partes sueltas.
El descubrimiento consiste en
que el subrayado del mensaje masculino le dice a la primera célula cómo
construir la membrana que va a proteger al bebé y cómo construir la placenta
que tomará las provisiones de la sangre de la mamá; así, de hecho, el hombre
tiene en la primera célula el deber de conseguir el alimento y construir el
albergue, de construir la choza y salir a cazar. Por el contrario, el mensaje
femenino es el de cómo formar diferentes partes que al ser ensambladas formarán
un bebé. Es verdaderamente extraordinario que la división de las tareas que
encontramos en los mayores, ya está escrita en el diminuto lenguaje de la
genética en la primera célula de un milímetro y medio de ancho que es el
epítome, el resumen, la disminución a la mínima expresión de la persona humana.
Cuando se sigue observando el
desarrollo, el estilo de subrayado va cambiando en cada división de la célula.
La primera célula transmite el mensaje con algo de lo subrayado borrado, así
que las nuevas células empiezan a leer otras partes. Como resultado, la vida es
muy parecida al desarrollo profesional de un médico. Tal vez usted haya caído
en cuenta que en Medicina, al terminar su carrera, el nuevo profesional puede
volverse un médico general o un especialista. Un médico general aprende acerca
de muchas, muchas enfermedades y a medida que pasan los años sabe menos y menos
sobre más y más; cuando es un muy buen médico general sabe un poco de todo. Los
especialistas hacen lo contrario. Aprenden más y más sobre menos y menos y al
final un buen especialista sabe casi todo sobre muy poco. Así es como la
naturaleza conduce el mensaje humano.
La primera célula es
generalista. No puede manifestar muchas cosas, pero sabe algo de todo. Dice
cómo construir una máquina que a la postre construirá el cerebro. Pero el
motivo por el que esta primera célula, que sabe de todo, deba tener
especialistas, es porque para que la célula especialista pueda manifestar su
propia personalidad tiene que especializarse para que una célula haga las uñas,
otra el sistema nervioso, y para que finalmente la totalidad manifieste al ser
humano que existe desde la concepción (=fertilización)...
Para recapitular lo que la
ciencia nos enseña, Señor Presidente, diría, fuera de cualquier duda, que
sabemos que en el principio existe el mensaje. El mensaje genético es vital y
su manifestación es vida. Aún más brevemente diría, fuera de toda discusión,
que si el mensaje es un mensaje humano, el ser es un ser humano.
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El testimonio fue publicado en la revista All About Issues, Vol. No. 5,
otoño de 1991, pp. 17-20. Derechos registrados por la American Life League, P.O.
Box 1350, Stafford, VA. 22554, U.S.A., y traducido por el Dr. Armando Cifuentes
Ramírez, Cali, Colombia.
Fuente: www.elsentidobuscaalhombre.com
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