Los riesgos morales
de la investigación en células madre embrionarias son numerosos y no es
posible predecirlos con cierta precisión, pues todavía no conocemos qué usos
predominarán en la manipulación de células estaminales, pero más allá de las
posibilidades que se presenten en el futuro, por lo menos detectamos hoy tres
problemas morales importantes:
No reconocer al embrión como ser humano y
negarle el derecho a la vida
Un buen número de científicos justifica la producción y
destrucción de embriones humanos para obtención de células estaminales. Con una
clara una mentalidad utilitarista se relativiza y reduce el valor del embrión
como persona humana que puede ser sacrificado ante la posibilidad, real o
hipotética, de que con ello se curarían ciertas enfermedades.
Otros científicos justifican su forma de pensar y actuar
afirmando, directamente, que no consideran al embrión un ser humano. Para ello trastocan
la definición del inicio de la vida humana. Niegan que ese inicio sea en la concepción
o fecundación relegándolo a unos 7 días más tarde, cuando ocurre la implantación
en el útero materno. Con ello, eluden cualquier problema ético en el hecho de
producir embriones en el laboratorio y experimentar con ellos o extraerles las
células estaminales antes de implantarlos, puesto que "no serían todavía
seres humanos".
Estos grupos de interés obtienen de esta forma la
"libertad" de manipular al embrión y justificar de paso el uso de
métodos abortivos del tipo de los que impiden la implantación del bebé.
Los médicos y científicos, hasta antes de que el aborto
entrara en debate en Estados Unidos y en el resto del mundo, teníamos una convicción
unánime acerca del momento en que se inicia la vida gracias a los
descubrimientos de la ciencia moderna.
Se promociona la clonación de embriones
humanos para obtención de células madre
De difundirse la producción "en cadena" de embriones
humanos para obtener células estaminales se pasaría a considerar la clonación
como la herramienta más eficaz para este fin.
De un embrión humano de cuatro células ("totipotenciales")
podríamos obtener hasta cuatro seres humanos semejantes dividiendo
artificialmente dichas células, o mediante
una clonación generar un nuevo ser que tiene todas las propiedades para
desarrollarse en un embrión humano (como en el caso de la "oveja
Dolly").
Todo un sistema de "producción en cadena" y la
obtención de la cantidad adecuada de embriones humanos para satisfacer la
oferta y la demanda que estos experimentos requerirían sin necesidad de estar
buscando mujeres "donantes" de óvulos.
El debate está aún abierto y, debemos ser enérgicos y firmes
en la defensa de la vida del embrión, para contrarrestar que, con diversas
excusas y falaces explicaciones, se siga tratando de destruirlo.
La clonación humana es moralmente rechazable porque supone una
lógica de "producción industrial". Y además: por la
instrumentalizar a la mujer convirtiéndola en "prestadora" o
"proveedora" de óvulos; por pervertir las relaciones naturales de
paternidad, maternidad, filiación y consanguinidad. También resulta moralmente grave
el hecho de que el "productor", el "vendedor" o el
"comprador" de los embriones dispongan sobre la vida de un ser humano
como si de una propiedad se tratara, sin respetar su dignidad.
Favorece el utilitarismo, la eugenesia y
comercialización de seres humanos
El hecho de que miles de seres humanos sean destruidos en
aras de la investigación científica, aun cuando se tenga el más noble
propósito, deshumaniza nuestra cultura y rebaja la dignidad del ser humano a un
nivel netamente utilitario.
La posibilidad de crear libremente embriones con estos fines
favorece el paso a la selección de los embriones que se consideren más
apropiados para los fines de sus creadores, mientras que los no apropiados se
descartan (sacrifican) aludiendo razones: eugenésicas, económicas o psicológicas. Se
incentiva el racismo, ya que, lamentablemente, no todas las razas son
igualmente bienvenidas, y se pone la valoración de la vida humana en el código
genético o en la función que pueda desempeñar, como por ejemplo el ser fuente
de células estaminales.
Por otro lado, el hecho de producir embriones humanos para
este fin y que sean "propiedad" de científicos o corporaciones y se
puedan comercializar, así sea con fines científicos o "humanitarios",
constituye una falta gravísima contra la dignidad de la persona humana.
Mientras
la humanidad parece estar avanzando cuando se aleja de lacras como el racismo y
la esclavitud, da un profundo paso atrás al negarle al embrión humano el
derecho a continuar viviendo y al disponer de su cuerpo a voluntad de sus
creadores o de quienes financian el proceso.
Extractado
de
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