Pasan
los días... y la apisonadora del tiempo hace olvidar incluso cosas tan importantes
como que “uno de nosotros” sigue necesitando de sumar apoyos. Continúo invitándote,
querido lector, a que te sumes con tu firma y, si ya lo has hecho, después de agradecértelo
te ruego hagas de altavoz difundiendo el mensaje en tu entorno.
Si
todavía alguien mantiene dudas sobre el estatuto del embrión, hay un excelente
artículo de María de las Nieves Álvarez Peláez que os traigo desde www.forumlibertas.com
y que invita a reflexionar y a seguir pertrechándonos
de razones.
La
persona embrionaria y fetal es un alguien, un tú
El embrión ser
humano es un viviente desde el momento de la fusión de los gametos, no es un
conglomerado de células sino un individuo humano real en desarrollo
I. Visión antropológica
La
pregunta sobre ¿quién es el embrión? lleva en sí misma la pregunta ¿quién es el
hombre?
La
antropología pone como centro de su reflexión al ser humano y hace comprender
que es un ser que vive y además sabe que vive, como una dimensión propia de ser
hombre. Él es el único ser que necesita comprenderse para saber quién es y se
pregunta quién quiere ser y qué puede llegar a realizar por sí mismo.
Abordar
el inicio de la encarnación humana, es decir que el hombre toma cuerpo, es
plantearse la realidad del origen de la vida humana, el cuerpo al que estoy
íntimamente unido. Yo tengo idea de mí mismo, soy el que piensa y a la vez
tengo una idea distinta de mi cuerpo en la forma de anatomía, fisiología,
material que no piensa. Pero resulta cierto que yo, o también puedo decir mi
alma, por la cual soy yo lo que soy, es distinta de mi cuerpo pudiendo ser y
existir en el cuerpo dándole forma y más allá de él. Si necesariamente tenemos
que hablar del ser humano embrión, nos tenemos que referir a él como la primera
realidad de la vida humana como existencia corporal.
Cuando
me observo desde el embrión o en otra etapa, puedo ver mi cuerpo en formación y
comprender su fisiología, pero si me observo cómo ser existencial, me encuentro
en una situación concreta y cambiante, un mundo dado que no es elegido por mí y
está ahí construido. Me encuentro con realidades fisiológicas y existenciales
que comenzando por mi propio cuerpo no puedo eludir, pero para ser más precisos
hay que referirse a alguien que nos va a acompañar en nuestra existencia siendo
padres y este alguien-hijo- constituye a dos personas en padres y a otra
tercera persona en hijo y siendo el hijo -sí mismo- los padres dirán nuestro
hijo.
A
la vez tenemos que tener en cuenta, como hecho real biológico y personal, que
en este proceso humano de inicio hay tres personas, ya que no es posible la
vida humana sin la concurrencia de padre, madre e hijo. Siendo tres personas
únicas están en fase de desarrollo diferido y ese proceso lo marca el tiempo,
ya que nuestro desarrollo corporal y humano implica tiempo. Pertenecen a la
familia humana, por eso tenemos antepasados y filiación natural, no nos
fabrican en laboratorio. Alguien, en su deseo de que existamos, nos hace una
llamada muy especial, unos padres van a donar la potencialidad de una célula
germinal cada uno que, fusionándose en un momento del tiempo, se inicia la
gestación de un nuevo ser humano, un tercero, un tú que llega. Ese momento de
concepción del ser viviente nuevo es la fecundación.
Soy embrión trátame como un tú.
Si
le preguntamos a un niño y también a un joven: ¿tú quién eres?, te responde:
"yo soy yo". El embrión nos expresa su conducta en sus variables
formas, por eso nos habla en su lenguaje no verbal de muchas maneras, pero que
también podemos traducir a nuestro forma expresiva: Yo soy un ser humano aún en
fase embrionaria, es decir de muy corto tiempo, soy alguien y como el joven
también digo "yo soy yo". Para mis padres soy alguien que viene y en
ningún momento mis padres están pensando que no soy alguien o soy de otra
especie no humana, bien saben que soy su hijo. Pero quiero hablar, no desde lo
celular, sino de ese alguien que soy yo mismo. No soy sólo una célula, aunque
los científicos me han dado en su estudio ese nombre, soy y seré siempre una
persona, que vengo a la existencia en forma de célula primigenia -el zigoto- y
ese alguien que te interpela no es una cosa o un objeto de análisis y de
estudio o de investigación; ese alguien que te llama y te interroga desde la
realidad que ahora vivo" soy yo " e inicio la formación de mi
corporeidad, por tanto me dirijo a ti y a vosotros que sois "mi tú".
Pero pido que me reconozcas desde mi forma de expresión corporal y comprendas
mi conducta inteligente en la formación de mi cuerpo y verás el proceso
dinámico que soy capaz de exhibir y hoy hecho visible por medios técnicos microscópicos,
ecografías, etc.
Si,
esa es mi imagen cambiante, pero no te olvides que en cada conducta que exhibo
de mí mismo te estoy interrogando, si no me reconoces como persona al igual que
tú también lo eres, tengo que decirte que tú no sabes quién soy, pero también
debo decirte que tampoco sabes quién eres tú y debes preguntarte por ello, ya
que en esta realidad tuya y mía tú has pasado antes por ello. Así que aprende a
leer tu pasado y reconócete en mí, como yo más adelante en el tiempo me seguiré
reconociendo en ti. No te preguntes qué soy y me disecciones, sino quién soy y
mírame como un alguien a quien se dice tú, ya que de momento no conoces mi
nombre, pero en su momento dentro de poco tiempo yo mismo te diré mirando mis
fotos prenatales o mi ecografía. Mira "Ese soy yo".
Cuando
una persona te llama por teléfono y tú no estás presente te dan después la
noticia y se refieren al que llamó y te dicen: "Alguien te llamó por
teléfono pero no dijo su nombre". Y en ese alguien que ahora no ves tú
reconoces que detrás hay una persona y aunque no sabes su nombre no dudas de
que ese invisible que te ha llamado es un ser humano, ya que el lenguaje sirve
de comunicación. Pero, si además tienes que esperar un tiempo para saber quién
llamó, lo esperas con paciencia y luego lo ves y compruebas su nombre y te das
cuenta que es tu amigo y ya lo puedes nombrar.
Por
eso te digo que si vas a estudiar la vida humana no debes tratarme en general
como si yo fuera un conjunto de células embrionarias que forman la especie
humana, ya que la vida humana sólo es posible pensarla y observarla como
realidad personal concreta y a cada uno individualmente. Soy alguien que merece
respeto.
Por
ejemplo, si el médico no es capaz de ver la totalidad de ese ser humano como
ente total, como persona, y sólo piensa en órganos, sistemas, en la fisiología,
en la mezcla de los elementos químicos que componen su organismo, en las
neuronas, pues la despersonaliza. Y esa persona embrionaria o fetal es única y
su cuerpo puede estar debilitado, herido o enfermo y necesita el tratamiento
adecuado, pero ante el médico hay una persona que además de ser única requiere
un acto médico para su vida en desarrollo. Esa persona que padres y médico
observan en la ecografía, sólo ella, es la que posee su cuerpo, ella es a la
vez su cuerpo, pero no se debe tratar sólo en relación a sus funciones
fisiológicas, sólo ella con propiedad puede decir " mi cerebro o mi
corazón", pero el médico debe tratar a la persona que es, a la que se
dirige y a la vez auxiliar si existe un órgano enfermo o una alteración físico
química en su organismo.
¿Y cómo es la vida del ser humano?, ¿Cómo es ese
alguien?
La
persona embrionaria desde su realidad silenciosa va dejando de ser un secreto y
es objeto de estudio y necesita ayuda continua, pero esa persona que se estudia
es un interrogante, es cada persona concreta, cada hombre y cada mujer como
seres diferenciados y con anatomía y fisiología distinta, que pueden estar en
fase embrionaria, fetal, niño, adulto. Nos encontramos con que esa vida no
constituye algo, eso forma parte de la comprensión explicativa y del
funcionamiento del proceso fisiológico, psicológico, pero siempre referido al
humano, a un alguien. La referencia de este ser humano en situación es el
propio cuerpo. Y en él, aunque lo veamos como esbozo inicial, se relaciona su
momento subjetivo, con la objetividad de su estudio y por él puede comprenderse
como "interioridad" o "exterioridad", según se dé a la
intención del observador ver el alguien o ver su funcionamiento en formación y
desarrollo.
En
la vida humana y personal concreta, somos capaces de distinguir entre mundo
exterior con realidades físicas y un mundo interior o psíquico, esta misma
realidad personal está presente en la persona en fase de embrión. Cada persona
humana se manifiesta al mundo a través de su cuerpo. Por ello, el diminuto
cuerpo en formación del embrión con su dinamismo propio exhibe en cada momento
imagen de su cuerpo, que cambia de forma muy rápida, pero en su interior la
vitalidad, el movimiento interno y externo, va configurando su psiquismo y todo
el proceso está configurado por la inteligencia y la voluntad que están
presentes en el mundo interior del embrión y del feto. Hay un inductor
inteligente que marca el proceso desde el código genético y configuran el "Yo
soy" y un mundo exterior relacionado con la placenta para su nutrición y
la relación con la madre, mediante señales que marcan un dialogo molecular. Y
así sigue el cambio continuo del cuerpo creciendo, naciendo, desarrollándose y
envejeciendo.
La
corporeidad es la forma concreta de cómo nos vemos en el exterior y en el
mundo. La corporeidad es cambiante y en este sentido es una configuración
temporal, una historia viviente personal impulsada en forma de acción a varias
posibilidades para dar realidad futura. El cuerpo que el "Yo soy" exhibe en cada momento de su existencia embrionaria, fetal o adulto con
su conducta y cambio de imagen no es una realidad independiente de su propia
vida, sino que cada vida humana varón o mujer es corpórea.
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