Mañana se hará en Sevilla
la presentación oficial de la Iniciativa Ciudadana Europea “One of us” (Uno de
nosotros), que como sabéis es una
campaña europea que busca la prohibición de financiar con fondos de la UE
actividades científicas o sanitarias que impliquen la destrucción de embriones
humanos, porque realmente… “son uno de nosotros”.
Por eso os traigo desde el Blog
de Santos Rull Segura un
estupendo trabajo que os invitara a reflexionar sobre el embrión humano y,
espero, a firmar y a animar a otros en el mismo sentido.
Embriones y dignidad humana
•
Es una
evidencia científica actualmente que la vida comienza en el momento de la fecundación. El cigoto (embrión unicelular)
constituye una nueva realidad biológica, distinta a la de sus progenitores. El
nuevo ser humano ha heredado 23 cromosomas del padre y otros 23 de la madre. Su
identidad genética es única e irrepetible.
El cigoto es la primera realidad
corporal de la vida humana, de cada individuo de nuestra especie. Es, como ha sido señalado por algún
científico, “el punto exacto en el espacio y en el tiempo en que un individuo
humano inicia su propio ciclo vital”.
•
Como ha
escrito el Profesor Jouve, catedrático de genética:” cada vida humana es una
vida única, perteneciente a la especie Homo sapiens, sin saltos cualitativos
desde la fecundación hasta la muerte, por lo que el embrión y el feto (las
primeras etapas de la vida) son biológicamente
comparables al recién nacido y al adulto. Se trata del mismo ser, la misma persona, de la que lo único que los
diferencia es un factor temporal, que no debe convertirse en determinante para
establecer diferentes categorías en un mismo individuo”.
Todos los científicos así como los manuales
de embriología, genética... afirman de forma rotunda que el embrión es un
individuo humano desde el momento de la fecundación.
•
La célula
es definida por la Biología Celular como unidad de vida. El cigoto humano (embrión
unicelular) es, por ello, unidad de vida y en cuanto portador en su genoma de secuencias
Alu (específicas de la especie humana) es vida humana. Pero esta afirmación (cierta
para el cigoto) también se puede aplicar a cualquier otra célula del ser
humano. Entonces … ¿qué hace
al cigoto diferente a las otras células?. La diferencia radica en que el cigoto es una célula totipotente, así como
los blastómeros del embrión temprano hasta que tiene 8/16 células(las demás
células son pluripotentes o mutipotentes).
•
El
cigoto(célula totipotente) es la única que “contiene” en sí misma todas y cada
una de las estructuras que constituyen al individuo de la especie humana. Si se permite su desarrollo se irán
generando todas las estructuras que integran al individuo. A lo largo de dicho
desarrollo no existe ningún cambio sustancial, ningún cambio cualitativo,
ningún “antes y después”.
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El
individuo que se generó tras la unión de los gametos se mantiene hasta su
muerte, es siempre el mismo individuo que irá mostrando diferentes aspectos a
lo largo de su vida, pero su genoma será siempre el mismo que se constituyó en
la fecundación.
Frente al cigoto nos encontramos ante un
individuo de la especie humana en estado unicelular. Todas las estructuras están
“contenidas” en el cigoto y en él existe vida humana en acto (no en potencia,
como argumentan algunos).
•
El
embrión no es un conglomerado indiferenciado de células sino algo que existe y
obedece a un proyecto continuo de vida. Tras la primera división celular del
cigoto se genera un embrión de dos células y cada una tiene ya un compromiso de
diferenciación distinto(de una surgirá la placenta y de la otra las células
madre y las otras capas embrionarias). Por tanto: desde la primera división celular
existe un compromiso de diferenciación distinto. Se puede concluir, por tanto,
que el embrión en sus primeras fases de desarrollo no es un grupo indiferenciado
de células.
•
Y una vez
iniciada la vida humana, ésta posee un valor especial concretado en el reconocimiento
de su “dignidad” (por estar dotada de unas características
muy especiales que la diferencian y la elevan por encima de todos los demás
seres de la naturaleza).
•
El nuevo
ser (fruto de la fecundación) es ya vida humana
y, por ello, vida personal.
No se es persona por manifestar
determinadas cualidades personales, sino que estas se manifestarán porque se es
persona. Un error grave es asociar la existencia de vida humana personal con la
manifestación de algunas de sus características. Cuando una persona duerme,
está en coma o anestesiada … sigue siendo persona aunque no exprese sus
facultades cognitivas.
Negar la condición de persona se ha
utilizado para justificar aberraciones: esclavitud, eliminación de seres humanos (judíos…)
y actualmente el aborto o la manipulación de embriones.
Dicho de otra manera: en los períodos
iniciales de la vida puede no aparecer claro el elemento racional del vivir humano,
que distingue a este de otros seres. Pero ser racional no consiste en manifestarse racionalmente sino en tener la
capacidad racional, que
puede o no manifestarse.
La racionalidad va aneja al hecho de ser
un individuo de la especie humana. Por tanto, el único criterio válido para determinar si es digno de respeto consiste
en averiguar si es un ser humano vivo (fácil de comprobar hoy).
Se puede afirmar, por todo ello, que el
hombre es un ser especialmente digno de atención y respeto por ser
racional...con independencia de su estado de desarrollo, capacidad intelectual,
envejecimiento, salud o enfermedad.
•
Por tanto
y a modo de resumen: El embrión en la fase de cigoto es un
ser humano porque: 1/ es un organismo nuevo, 2/ pertenece a la especie biológica
humana, 3/ es un organismo programado y 4/ su crecimiento y desarrollo ocurre de
modo coordinado, continuo y gradual.
Y … ¿cómo un individuo humano no sería una persona humana?. El ser humano “es” persona en virtud
de su naturaleza racional. No “se convierte en” persona por la posesión de
ciertas propiedades, del ejercicio efectivo de ciertas funciones. Lo importante
para el reconocimiento del ser persona es la pertenencia (por naturaleza) a la
especie humana racional, independientemente de la manifestación exterior de
ciertas características. No se es “más o menos persona”.
Por tanto: la ciencia y la filosofía
afirman que el embrión es un SER
HUMANO y una PERSONA HUMANA (y de ahí su dignidad, que no admite ser
destruido ni manipulado, como si sólo se tratara “de unas cuantas células”).
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