lunes, 2 de diciembre de 2013

Nos querrían "sordos, ciegos y mudos" pero va a ser que no.


El "sanedrín" progre se rasga las vestiduras cuando alguien intenta abrir los ojos de quienes no son capaces de ver ni sentir ni gritar, ante el holocausto que suponen 1.720 millones de no-nacidos matados por el aborto desde 1973 en todo el mundo. Ni de los incontables "embriones-cobaya" sacrificados en aras de investigaciones que nada aportan al progreso de la Humanidad, porque "nada merece un precio de vidas humanas".
Digo esto a propósito del ruido mediático que llevamos días padeciendo por un autobús publicitario con fotos "explícitas" de fetos abortados, que se pasea por Madrid. Los responsables de la campaña se explican en abortono.org.
La Sra. Valenciano, cómo no, dice que se trata de una campaña de "terrorismo publicitario" que "hiere gravemente la sensibilidad de todas las mujeres que alguna vez han interrumpido su embarazo".
No está en mi ánimo negar que la vista de tales imágenes pueda herir "la conciencia" de quien se haya visto inmerso en el desagradable sinsentido de decidir acabar con un hijo para terminar con un embarazo; pero la sangre y el dolor acumulados por la cultura de la muerte en 40 años llama, ya, a nuestras "conciencias" a un inmenso ¡basta ya!, a despertar y dejar de engordar al verdugo con nuestra ceguera sordera o silencio.
Las fábulas nacieron con el ánimo docente de trasmitir valores y conductas adecuadas a la sociedad. El incidente de las imágenes molestas a traído a mi mente el "cuento" de los tres monos sabios y la curiosidad me guió hasta http://jpdiuco.wordpress.com  de donde extracto para vuestra consideración dos interesantes párrafos:

«Existen  varias posibilidades de colocar jerárquicamente a los tres monos; pero todas ellas, excepto una, son situaciones de comunicación fallida, de asistencia colaborativa imposible. La combinación correcta es: primero el  mono sordo, que ve y le explica al segundo lo que ve; el segundo es el mono ciego, que no necesita ver, pues solo necesita escuchar lo que le dice el primero y transmitírselo al tercero, que es el mono mudo,  que no necesita hablar, sino solo escuchar, ver, decidir lo que mejor convenga y velar por su cumplimiento. El lector perspicaz comprenderá que cualquier otra combinación conduce irremisiblemente al incumplimiento de la misión encomendada.
En nuestra sociedad, la situación se deteriora cuando arriba se sitúan los mudos, que ven pero que callan y aprovechan su posición para silenciar todo aquello que no les interesa que se sepa. Cuando los ciegos ocupan el lugar encumbrado que no les corresponde, escasos o carentes de visión, tan solo nos pueden conducir a sus tinieblas. Y que decir si en medio, entre los unos y los otros, se sitúan los sordos; incapaces de escuchar mensaje alguno, tan sólo podrán trasmitir a los ciegos y a los mudos sus propias alucinaciones y fantasías.»

Sobre el análisis periodístico del incidente concreto que ha saltado a la prensa, recomiendo la crónica de Carlos Esteban  Nunca creas en tus ojos mentirosos que publica en La Gaceta (30-11-2013). Lo que dice lo comparto en su totalidad.
Y si de imágenes violentas se trata, dos botones para que investiguéis la doble vara de medir que abunda entre la progresía:

El autobús de la organización Centro para la Reforma Bioética en España frente al estadio Santiago Bernabéu, en Madrid. / Bernardo Pérez [de elpais.com]
Activistas desnudos y ensangrentados protestan contra los abrigos de pieles [fuente lainformacion.com]
 De la primera conocemos la reacción de la Sra Valenciano; de la segunda ignoramos si también se siente violentada en su sensibilidad.
Pero la primera "retrata" resultados de muerte "reales", mientras que la segunda es una "ficción" utilizada para denunciar algo, también inadmisible, como es el sacrificio de animales para utilizar sus pieles.
 

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