El "sanedrín" progre se rasga las vestiduras
cuando alguien intenta abrir los ojos de quienes no son capaces de ver ni
sentir ni gritar, ante el holocausto que suponen 1.720 millones de no-nacidos
matados por el aborto desde 1973 en todo el mundo. Ni de los incontables
"embriones-cobaya" sacrificados en aras de investigaciones que nada
aportan al progreso de la Humanidad, porque "nada merece un precio de
vidas humanas".
Digo esto a propósito del ruido mediático que llevamos
días padeciendo por un autobús publicitario con fotos "explícitas" de
fetos abortados, que se pasea por Madrid. Los responsables de la campaña se explican en abortono.org.
La Sra. Valenciano, cómo no, dice que se trata de una
campaña de "terrorismo publicitario" que "hiere gravemente la
sensibilidad de todas las mujeres que alguna vez han interrumpido su
embarazo".
No está en mi ánimo negar que la vista de tales imágenes
pueda herir "la conciencia" de quien se haya visto inmerso en el
desagradable sinsentido de decidir acabar con un hijo para terminar con un
embarazo; pero la sangre y el dolor acumulados por la cultura de la muerte en
40 años llama, ya, a nuestras "conciencias" a un inmenso ¡basta ya!,
a despertar y dejar de engordar al verdugo con nuestra ceguera sordera o
silencio.
Las fábulas nacieron con el ánimo docente de trasmitir
valores y conductas adecuadas a la sociedad. El incidente de las imágenes
molestas a traído a mi mente el "cuento" de los tres monos sabios y
la curiosidad me guió hasta http://jpdiuco.wordpress.com
de donde extracto para vuestra
consideración dos interesantes párrafos:
«Existen varias
posibilidades de colocar jerárquicamente a los tres monos; pero todas ellas,
excepto una, son situaciones de comunicación fallida, de asistencia
colaborativa imposible. La combinación correcta es: primero el mono sordo, que ve y le explica al segundo lo
que ve; el segundo es el mono ciego, que no necesita ver, pues solo necesita
escuchar lo que le dice el primero y transmitírselo al tercero, que es el mono
mudo, que no necesita hablar, sino solo
escuchar, ver, decidir lo que mejor convenga y velar por su cumplimiento. El
lector perspicaz comprenderá que cualquier otra combinación conduce
irremisiblemente al incumplimiento de la misión encomendada.
En nuestra sociedad, la situación se deteriora cuando
arriba se sitúan los mudos, que ven pero que callan y aprovechan su posición
para silenciar todo aquello que no les interesa que se sepa. Cuando los ciegos
ocupan el lugar encumbrado que no les corresponde, escasos o carentes de
visión, tan solo nos pueden conducir a sus tinieblas. Y que decir si en medio,
entre los unos y los otros, se sitúan los sordos; incapaces de escuchar mensaje
alguno, tan sólo podrán trasmitir a los ciegos y a los mudos sus propias
alucinaciones y fantasías.»
Sobre el análisis periodístico
del incidente concreto que ha saltado a la prensa, recomiendo la crónica de Carlos
Esteban Nunca
creas en tus ojos mentirosos que publica en La Gaceta (30-11-2013). Lo que dice lo comparto en su totalidad.
Y si de imágenes violentas se trata, dos botones para que investiguéis la doble vara de medir que abunda entre la progresía:
El autobús de la organización Centro para la
Reforma Bioética en España frente al estadio Santiago Bernabéu, en Madrid. / Bernardo
Pérez [de elpais.com]
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Activistas desnudos y ensangrentados protestan contra los abrigos de pieles [fuente lainformacion.com] |
De la primera conocemos la reacción de la Sra Valenciano; de la segunda ignoramos si también se siente violentada en su sensibilidad.
Pero la primera "retrata" resultados de muerte "reales", mientras que la segunda es una "ficción" utilizada para denunciar algo, también inadmisible, como es el sacrificio de animales para utilizar sus pieles.
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