Ayer
hizo 50 años que un luchador incansable, Martin Luther King, ante casi 200 mil
asistentes clamaba: « tengo un sueño que un día esta nación
se elevará y vivirá el verdadero significado de su credo, creemos que estas
verdades son evidentes: que todos los hombres son creados iguales ».
Su lucha terminó por costarle la vida.
Nos
acercaremos al recuerdo en este aniversario, a través de las palabras de su
sobrina Alveda King publicadas el año pasado en el nº 26 de la revista Misión.
ALVEDA C. KING. ACTIVISTA PROVIDA Y SOBRINA DE MARTIN LUTHER
KING JR.
“Los
no nacidos, al igual que los afroamericanos en los sesenta, son considerados
seres humanos incompletos”
"El aborto legal le ha causado a la
población afroamericana un daño con el que el Ku Klus Klan y todos sus
seguidores solo llegaron a soñar. Desde 1973, 14 millones de niños negros han
sido abortados en EEUU" aseguró Alveda King durante el Congreso Mundial
de Familias que se celebró en Madrid el pasado mes de mayo. Para ella, la
defensa de los derechos de los no nacidos es la continuación de la lucha del
Movimiento por los Derechos Civiles de los años sesenta, por la cual dieron
la vida su tío, Martin Luther King Jr., en 1968, y su padre, el reverendo A.
D. King, un año después
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¡Qué
cantidad de señales confusas le damos a nuestra sociedad hoy en día!”, se lamenta Alveda King. « Animamos a las personas a
tener relaciones sexuales promiscuas, luego, cuando su pecado se torna en un
embarazo, les decimos: ‘No matéis a vuestros hijos; dejad que nuestros abortorios
lo hagan por vosotros’ ». Como madre de seis hijos
vivos y dos abortados, la sobrina de Martin Luther King Jr. ha llegado a
entender que si su tío viviera se dedicaría a defender los derechos de los no
nacidos, pues el vientre materno se ha convertido en el lugar más peligroso para un niño
de color. En otras palabras, los no nacidos son las víctimas actuales de
la misma segregación que
ella padeció de niña. Por eso, ha dedicado sus esfuerzos para que el mundo entero
vea la conexión: “La cultura global de la muerte y la cultura de racismo están
trabajando juntos por un objetivo común”, afirmó durante su intervención en la
sesión plenaria sobre Cultura de la vida vs. Cultura de la muerte que tuvo
lugar en el Congreso Mundial de Familias celebrado en Madrid a finales
de mayo.
En los años
setenta ella misma se sometió a dos abortos con los que carga en su corazón:
“Uno por elección y otro que me practicaron sin mi consentimiento”, relata. Todo
comenzó cuando acudió a su médico privado para preguntarle por qué su ciclo no
se había reanudado después de dar a luz a su primer hijo. El médico le dijo: “Usted no tiene por qué estar embarazada,
veamos lo que pasa...”, y procedió a realizarle un aborto sin su consentimiento.
Al poco tiempo, se quedó embarazada de nuevo. En aquel entonces sufría amenazas
violentas por parte del padre del bebé, y debido a la facilidad con que le
habían practicado el primer aborto, no le costó demasiado decidirse a abortar a
su hijo. El médico que la atendió en esta ocasión le aseguró que el
procedimiento era tan sencillo como “sacarle un diente”. Al día siguiente, fue
ingresada en el hospital y abortó a su bebé. «Tan pronto me desperté, supe que algo iba
mal. Me sentí muy vacía. Traté de hablar con el médico y las enfermeras acerca de mis
sentimientos, pero me aseguraron que ‘en pocos días desaparecería el malestar’.
Me
mintieron », recuerda.
Después de encontrar
en Jesucristo el consuelo para su irreparable pérdida, ha hecho de esta vivencia
su fuente de inspiración para trabajar por la cultura de la vida. Creó la fundación King for America, y coopera con otras organizaciones provida como Priests for Life, The Howard Center for Marriage and
Family y The National Black Prolife Coalition. Pero dejemos que sea ella
quien nos cuente cómo descubrió el nexo entre el aborto y la discriminación
racial que tiñe los recuerdos de su infancia.
-¿Cómo le
marcó la segregación racial que experimentó de niña?
-Cuando era
pequeña, mi abuela me llevó un día de compras a Rich’s, una tienda con
distintos departamentos. Allí, había una sala de té muy bonita, la Sala de
Magnolia. Los afroamericanos (a quienes entonces se denominaba “negros”) no
podíamos comer en ese restaurante. Pero había otro restaurante en el sótano,
muy lúgubre, donde sí podíamos comer. Recuerdo que le pregunté a mi abuela,
Mama King, por qué nosotras no éramos dignas de comer arriba, en el restaurante
bonito. Ella me dijo que sí éramos dignas, pero que la gente todavía no lo
entendía. Después de esa experiencia me puse muy triste, pero me alegró saber
que mi tío, Martin Luther, mi padre, A. D. King, y otras personas estaban
luchando por nuestra libertad.
-¿Qué legado recibió de su tío Martin Luther King Jr?
-Su amor por
Jesucristo y por la humanidad. Él fue un profeta de Dios y por eso pudo liderar
el Movimiento por los Derechos Civiles.
-Su padre, el reverendo A. D. King, también luchó en el
Movimiento por los Derechos Civiles, junto a su tío. ¿Qué supuso esto para su
familia?
Nuestra casa,
en Birmingham, Alabama, y su iglesia en Louisville, Kentucky, fueron
bombardeadas. Mi padre tuvo que acudir al amor de Dios para superar el miedo
que sentía al ver amenazada la seguridad de nuestra familia.
"Nuestra lucha consiste en que a los no
nacidos se les reconozcan, desde el vientre materno, los mismos derechos que
tiene cualquier otro ser humano"
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-Usted explica que la lucha por los derechos civiles y el
movimiento pro-aborto están intrínsecamente ligados. ¿En qué consiste este
vínculo?
En ambos
casos, las personas que son oprimidas son consideradas seres humanos
incompletos. Al igual que los negros no eran plenamente amparados por las leyes
antes de que los derechos civiles fueran aprobados, los no nacidos hoy en día
no gozan de la misma protección que cualquier otro ser humano mientras están en
el vientre materno. Esto tiene que cambiar y esta es nuestra lucha. El aborto
no es un derecho civil, el derecho a la vida sí lo es. Cada persona merece que
se le proteja su vida, sin importar lo pequeña que sea o la etapa en que se
encuentre.
-Cuando usted se quedó embarazada por tercera vez, acudió
a Planned Parenthood. Le dijeron que si abortaba a su bebé su vida seguiría
igual. Sin embargo, tras dos abortos, nunca volvió a ser la misma. ¿Cómo cambió
su vida?
-Experimenté
problemas médicos, me costó mucho crear un vínculo afectivo con mis hijos, y
comencé a sufrir trastornos alimentarios, depresión, pesadillas, disfunciones
sexuales y muchos otros problemas relacionados con el aborto. Me sentía muy
enojada por los dos abortos que había tenido, y muy culpable por el aborto que
yo misma había elegido. Pero gracias a la curación que experimenté en el Proyecto
Raquel (Rachel’s Vinyard), y a mi aceptación del amor y el poder sanador de
Jesús, he podido sanar las relaciones con mis hijos.
-Su madre
también quiso abortarla a usted para poder continuar con sus estudios
universitarios, pero su abuelo no la dejó. ¿Cómo le afectó conocer su secreto?
-Yo no sabía
que mi madre me había querido abortar hasta hace poco, cuando ella le dio su
testimonio a Janet Morana, en la campaña Silent No More
(www.silentnomoreawareness.org), pero en ese momento ya era mucho más fácil
para mí afrontarlo. Hoy en día mi madre es activista provida.
-¿Cuál será el punto de inflexión para acabar con el
aborto en el mundo?
"El aborto es un mal intrínseco y el mal
solo puede ser vencido por la oración y el ayuno"
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-Necesitamos
un renacimiento del amor y el poder sanador de Dios. El aborto es un mal
intrínseco y el mal solo puede ser vencido por la oración y el ayuno. Desde
luego, también tenemos que poner de nuestra parte, cambiando la visión de la
gente a través de la educación y cambiando las leyes a través del activismo
legislativo. Creo que un día las mentiras de la industria del aborto se
destaparán y la gente verá la verdad y se arrepentirá.
-¿Cuál ha sido su mayor logro en el movimiento provida?
-Siempre
hablo del amor de nuestro Señor Jesucristo y de cómo debemos amarnos los unos a
otros. Es el mismo mensaje que mi padre y mi tío quisieron transmitir. Mucha
gente que me ha escuchado me dice que ha captado el amor de Dios a través de
mis palabras, y ese es mi mayor logro, aunque en realidad es obra de Dios y no
mía.
-Después de su visita a Madrid el pasado mes de mayo,
¿cuál cree que es el principal desafío para la promoción de una cultura de la
vida en España?
-El mismo que
en cualquier lugar del mundo: la cobertura que le dan al aborto los medios de
comunicación, pues lo enfocan como un derecho que no existe. Si la cobertura
incluyera todos los aspectos negativos del aborto, la gente no lo elegiría como
opción. Un ejemplo es Tonya Reaves, una mujer que murió después de que Planned
Parenthood le practicara un aborto D y C (por dilatación y curetaje). Los
medios de comunicación prácticamente no le dieron cobertura a pesar de todos
los comunicados de prensa enviados por los grupos provida pidiéndole al
presidente una investigación de Planned Parenthood.
-¿Podría España ser líder en Europa para la protección de
la vida?
-Al estar el
mundo interconectado gracias a Internet, cualquier país puede desempeñar un
papel fundamental para ayudar a poner fin al aborto. Por mi trabajo con
distintas organizaciones provida sé que lo importante es lograr que nuestro
mensaje le llegue a la gente.
Revista Misión nº 26 - 2012
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