Desde www.aleteia.org
traigo a nuestro blog un trabajo que
considero: bueno, claro, conciso y fácil de entender.
Especialmente útil para los
que van llegando a este lado de la trinchera, y necesitan argumentario listos
para contraponer a la presión que los abortistas ejercen en su medio, en su entorno
habitual (trabajo, amistades, etc.).
Para los amigos que han dado
el paso de olvidar la oficialidad de lo políticamente correcto, y avanzan hacia
lo éticamente asumible.
Para combatir “ingenierías sociales”
con razones buscadas en la propia naturaleza de las cosas.
Inconsistencia ética de los argumentos abortistas
Diez razones a favor del aborto refutadas
detalladamente
17.09.2013
Las recientes
multitudinarias manifestaciones realizadas en diversas ciudades de Bolivia —las más numerosas en La Paz, Santa Cruz,
Sucre, Tarija, Oruro y Cochabamba— han
mostrado cómo la población boliviana en su gran mayoría defiende la vida de los
seres humanos más inocentes, débiles e indefensos que todavía están gestándose
en el seno materno.
Frente a la insidiosa campaña, promovida por grupos
antinatalistas para despenalizar y/o legalizar el aborto, se ha formado casi
espontáneamente la “Plataforma por la Vida y la Familia”.
Muchas personas de diversas
edades, Iglesias y creencias, clases sociales, partidos políticos, asociaciones
cívicas y populares, se han manifestado en defensa de la vida como el primer
valor y el derecho humano fundamental del cual dependen todos los demás
derechos y que por lo tanto debe ser defendido prioritariamente.
Las asociaciones abortistas
pretenden que se despenalice el aborto y en último término que se legalice incluyéndolo dentro de las
prestaciones del seguro de salud. Abortar sería simplemente una elección que
hace la mujer embarazada según su propia libertad.
Para ello ofrecen una serie
de argumentos que hay que examinar críticamente desde la ética natural,
sustentada por datos científicos.
Un primer argumento niega
que el nasciturus, nombre jurídico clásico para designar al embrión y
feto, sea un ser humano antes de la nidación o en las primeras semanas o meses.
Esta afirmación choca
frontalmente contra la biología moderna que muestra cómo por la fusión del
óvulo y del espermatozoide se produce la concepción de un nuevo ser humano que
posee ya los elementos esenciales de su identidad genómica y cromosómica,
además de una energía endógena que le impulsa a desarrollarse.
El argumento a favor del
aborto más radical afirma que la mujer tiene derecho a decidir sobre su propio
cuerpo y por lo tanto también a “interrumpir el embarazo”, denominación
eufemística con la que se quiere disfrazar que el aborto es una crimen
abominable.
Ese argumento es falaz y
constituye un grave retroceso jurídico hacia épocas donde predominaba la ley
del más fuerte. El nuevo ser humano, aunque está dentro del útero femenino y
depende de la mujer para sobrevivir, no forma parte del cuerpo de ella,
sino que posee características biológicas distintas de los progenitores
biológicos.
El argumento de que el
embarazo no ha sido deseado tampoco es válido, sobre todo si la mujer
accedió a tener relaciones sexuales con el varón o se puso en una situación, donde, por el ambiente,
espectáculos, compañías, consumo de alcohol o drogas etc., eran previsibles
los contactos sexuales.
Toda persona es responsable
de sus obras y de las posibles consecuencias aunque luego se arrepienta.
Mucho más sutil es el argumento del
embarazo por violación. Según él la mujer violada no tiene por qué
mantener su embarazo al que ha sido forzada en contra su voluntad.
Sin embargo, aun en este
caso hay que afirmar que toda persona tiene obligación de atender y salvar
la vida de otros seres humanos en peligro aun cuando no haya sido
responsable de su situación.
Tal es el caso de un
accidente donde una persona malherida o agredida pide auxilio a alguien que
pasa a su lado. Se debe prestar auxilio, más aún cuando el peligro de perder la
vida es manifiesto y grave. La omisión de este deber ético está tipificada como
delito en algunos códigos penales.
En el caso de una violación,
la mujer debe prestar ayuda solidaria al ser humano inocente que lleva en su
seno.
Si, cuando nace, ella no
está en disposición de cuidarlo, hay un deber solidario de la sociedad para
encontrar alguna institución o familia que quieran atenderlo y/o adoptarlo.
Otro argumento abortista
pone de relieve que hay casos en los que peligra la salud y la vida de la
mujer. Se puede responder indicando en primer lugar que el embarazo no
es una enfermedad.
Gracias al avance de la
ginecología obstétrica, los casos de tener que elegir entre la vida de la
mujer y la del nasciturus son hoy prácticamente inexistentes. Un
tumor uterino puede combatirse sin dañar al nasciturus.
En el caso extremo de un embarazo
ectópico, si no se puede reimplantar el embrión en el endometrio, es
ético retirar el embrión, sin matarlo, aun previendo que morirá por no ser
viable.
En el embarazo de una adolescente
hay cierto riesgo, pero su organismo, si ha comenzado a ovular, está también preparado
para el embarazo y el parto, bien sea natural o a través de una cesárea.
Ciertamente hay que darle cuidados especiales pre y postnatales.
Recordemos que la ética natural y la moral
cristiana consideran el aborto provocado como una transgresión grave, pero no
así el aborto espontáneo, consecuencia de un accidente involuntario, ni
tampoco el aborto indirecto producido por un efecto colateral, no
pretendido, de un tratamiento o medicamento que únicamente quería curar a la
madre.
En algunas legislaciones el
aborto está despenalizado y/o legalizado cuando se detectan malformaciones
en el nasciturus. Para ello se hacen diagnósticos prenatales.
Especialmente cuando se
detecta una anencefalia seria por no haberse desarrollado el cerebro, se
recomienda abortarlo ya que de otra manera morirá al poco tiempo de nacer.
Incluso en algunos países
como Holanda en determinadas malformaciones se permite eliminar al ya nacido.
Como justificación se indica que así se evitaría que haya niños con problemas
serios. También la familia y la misma sociedad ahorrarían recursos en atenderlos.
Respondemos a este argumento
indicando en primer lugar que los exámenes prenatales, sobre todo los
preimplantatorios y los realizados en las primeras semanas de embarazo, pueden
dañar al mismo bebe en gestación e incluso dar resultados equivocados.
Pero, aunque sean ciertos,
el aborto de fetos o bebitos malformados constituye una grave e intolerable discriminación.
Ningún ser humano puede ser discriminado.
De hecho en algunos
países apenas se ven niños con síndrome de Down. Más bien debe haber leyes
y políticas para atender y cuidar antes y después del nacimiento a quienes
adolecen de discapacidad y también para apoyar a las familias que los cuidan.
Respecto de los niños
anencefálicos cuya muerte es previsible, es totalmente cruel matarlos. Merecen
ser respetados y cuidados.
Para los padres,
especialmente para la madre, cuando nazca su hijito será un gran consuelo
poder atenderle con cariño hasta que muera, dándole una digna sepultura,
evitando así que los restos sean echados a la basura como se hace en los
abortorios.
Según otro argumento para
legalizar el aborto, muchas mujeres mueren o contraen enfermedades a causa de
los “abortos mal hechos” ya que éstos son ejecutados por personas incompetentes
y en condiciones poco higiénicas. La legalización permitiría el “aborto seguro”
y disminuiría la mortalidad y morbilidad maternas.
Hay que responder a este
argumento desvelando que en las campañas a favor del aborto frecuentemente
se exagera el número de muertes maternas para conmover a la opinión pública.
El Dr. Bernard Nathanson,
director de una clínica abortera en Nueva York y tristemente conocido como el
“rey del aborto” por los miles de abortos que ejecutó, al ver en una ecografía
un aborto por succión, se arrepintió y se convirtió en un defensor provida.
Declaró que en las campañas abortistas que dirigió falseaban las
estadísticas.
Por otra parte, la
mortalidad materna no se reduce con la legalización del aborto, ya que todo es
traumático y la mujer corre un riesgo. La salud materna se mejora básicamente
con políticas eficientes de salud materno-infantil.
Tal es el caso de Chile que
tiene leyes prohibitivas del aborto y al mismo tiempo ofrece un magnífico
servicio ginecológico obstétrico pre y postnatal.
También se argumenta que en
países donde el aborto está penalizado, apenas hay juicios contra los
aborteros. Por lo tanto sería preferible tolerar el aborto despenalizándolo y/o
legalizándolo.
Creemos, sin embargo, que
esta propuesta es injusta. La tolerancia no puede ser invocada para
legalizar delitos contra la vida ya que el derecho a la vida es el primero
y más fundamental de todos los derechos humanos. La norma recuerda que el
aborto es un crimen.
Más bien hay que urgir a
los gobiernos para que protejan y defiendan la vida de los seres humanos no
nacidos, sancionando a los aborteros y clausurando los
abortorios, ya que una de las funciones estatales prioritarias es defender la
vida, que es el primero y el fundamento de todos de los derechos humanos.
Algunas feministas radicales
sostienen que el aborto es una cuestión únicamente de mujeres, ya que son ellas
las que soportan el embarazo y el parto.
Este argumento es falso ya
que desconoce que todo niño tiene también un padre y que, además, la
defensa de la vida es un deber solidario de todas las personas. El aborto
afecta a todos los seres humanos, no solamente a las mujeres.
Muchas de ellas están
leyendo estas líneas gracias a que sus madres fueron valientes y, posiblemente
alentadas por quienes defienden la vida, resistieron a las presiones abortistas
y dieron a luz incluso en medio de dificultades.
Aquí cabe hacer una
reflexión complementaria. En China se ha impuesto la política de un hijo
único por pareja y se obliga a pagar multas enormes o a abortar a las que
transgreden esa norma. Por ello es frecuente el llamado “aborto selectivo” de
las bebitas, por considerarlas de menor valor.
Con ello se está originando
un grave desbalance demográfico de género – 119 niños nacidos por 100
niñas – creando graves problemas sociales y demográficos y acrecentando la
prostitución, la trata de mujeres y la violencia de género.
Por último no olvidemos que
la mujer que se presta al aborto es la segunda víctima de ese
crimen.
Muy frecuentemente sufre el
llamado “síndrome postaborto” con dolencias somáticas y psíquicas, tales
como perforaciones de útero, infecciones, posteriores partos precoces o
esterilidad, cáncer mamario etc.
Muchas veces experimentará obsesiones,
pesadillas, baja autoestima y tendencia al alcohol, a las drogas e incluso al
suicidio.
Este síndrome refleja el profundo
conflicto de conciencia que atormenta a la mujer que ha abortado y que
difícilmente podrá superarlo si no se arrepiente y pide perdón al hijo
abortado y al Dios de la Vida que es ante todo amor y misericordia.
Para saber más visita:
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