Por su
interés, y la oportunidad del momento actual, reproduzco el artículo de “portada”
del último número de Alfa y Omega del jueves pasado.
No tengo que
hacer mucho comentario al respecto, solo me he permitido resaltar en color algunas declaraciones que me
han parecido de extraordinaria importancia y calado.
¡Tomemos
nota!
Lo que pueden hacer
los políticos, la sociedad civil y la Iglesia para acabar con el aborto
Todos somos
responsables en la defensa de la vida
Los políticos pueden hacer mucho para
acabar con el aborto. Así ha quedado de manifiesto en el Seminario organizado
en Madrid por Parlamentarios por la Vida. En él, se ha escenificado cómo
políticos y miembros del movimiento provida en todo el mundo miran con
esperanza a la reforma de la ley española del aborto, a pesar de todas las incertidumbres
sobre su resultado final. Pero no todo depende de los políticos: la sociedad
civil y la Iglesia también tienen un gran papel que jugar en la lucha para que
siempre se proteja al no nacido y a su madre
«Muchas
gracias, España». Fue uno de los mensajes más repetidos en el Seminario
internacional por la vida, organizado por Acción Mundial de Parlamentarios y
Gobernantes por la Vida y la Familia, la semana pasada, en el Congreso de los
Diputados. Este encuentro, además de promover el intercambio de conocimiento
científico y de experiencias en la defensa de la vida, pretendía apoyar
públicamente la reforma del aborto en nuestro país. La nueva ley -coincidieron
los 150 representantes de 16 países- puede demostrar que el aborto es
reversible, y, por tanto, ser un estímulo para los provida de muchos países. Sin
embargo, este apoyo quedó ensombrecido por la ausencia del ministro Gallardón
-y de cualquier otra figura relevante del Gobierno-, y por la incertidumbre
sobre la fecha de presentación y el contenido del Proyecto de ley.
En la
clausura del encuentro, el ex eurodiputado del PP don Jaime Mayor Oreja
concluyó que «sólo con valores no se ganan las
elecciones, pero sin valores se acaban perdiendo siempre, y pierde la
democracia». Antes, había reconocido que los políticos que defienden la
vida son una minoría frente a la mayoría relativista. Por ello, les exhortó a
actuar «con los valores de la minoría: unidad, autenticidad, coraje, y saber
sufrir por defender la verdad».
Consejos desde la
experiencia
Entonces,
¿qué pueden hacer para revertir la situación actual los políticos convencidos
sobre el valor de la vida? El eurodiputado italiano Carlo Casini hizo a Alfa
y Omega algunas sugerencias, nacidas de su experiencia política y en el
movimiento provida:
*
Centrarse en lo esencial: «Sólo tenemos un argumento, pero es formidable:
reconocer en el no nacido a uno de nosotros». Ante esta cuestión, los
partidarios del aborto «nunca responden: dan vueltas, hablan de otras
cosas... Saben que, si lo aceptan, pierden».
*
Aceptar el «principio de gradualidad. La ley que espero que se apruebe en
España no será perfecta. Alguno puede decir: Hay que tener más valor.
Pero hace falta dar los pasos posibles» en cada momento.
* No
darse por satisfechos «con una ley buena. Hay que seguir trabajando para
mejorarla. Y también implementarla, porque el problema será aplicarla de modo
coherente».
* Que
los políticos «se impliquen a todos los niveles», desde el municipal hasta el
internacional.
*
Colaboración: «Esta batalla es planetaria y tenemos que combatirla juntos».
De ahí -coincidieron varios ponentes-, la importancia de proyectos como la
Iniciativa Ciudadana Europea Uno de nosotros, o de encuentros como
éste, en los que poner en común conocimientos, ideas y estrategias. De hecho,
Gregor Puppinck, Presidente del comité organizador de Uno de nosotros,
anunció que se acaba de presentar ante la Unión Europea una moción de
resolución titulada Prevenir las causas socio-económicas del aborto,
que recopila prácticas que han dado fruto en diversos países.
*
No rendirse a la tentación de tener «éxito sin importar el coste. Si alguien
renuncia a defender la vida y la familia por miedo a no ganar unas
elecciones, es un traidor a su vocación de servir al bien común».
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Casini
también pidió a los votantes que, «en las elecciones, voten, unidos, por los
partidos que trabajen de forma creíble en defensa de la vida. Los políticos, al
final, sólo entienden el idioma de los votos».
Cuidado con las
excepciones
Una de las
claves para que una ley proteja la vida es evitar los coladeros. Casini
reconoce que «la ley italiana sobre el aborto es equívoca, pero siempre se
interpreta en contra de la vida». Algo similar ocurre, en menor medida, en
Polonia, un país donde, «después de la caída del comunismo, una de las cosas
que se hicieron fue aprobar leyes que restringieran el aborto», explica Maciej
Giertych, ex Parlamentario nacional y europeo de este país. La nueva
legislación redujo mucho el número de abortos, pero Giertych reconoce que
también tenía errores: en primer lugar, «que recogía excepciones: en caso de
violación, si la vida de la madre está en peligro, y si el niño tiene
anomalías. Hemos hecho varios intentos de abolir este último supuesto», pero
sin éxito.
Otro error
fue que «la cláusula de objeción de conciencia está redactada con vaguedad», lo
que ha hecho posible que «ahora, tras una reciente polémica, los proabortistas
quieran obligar a los médicos objetores a remitir a las mujeres a los sitios
donde se hacen abortos». La lucha por la vida «es una batalla continua», en la
que los abortistas siempre «tratan de expandir todas las excepciones que haya
en las leyes. Por eso, es importante que no haya ninguna excepción. Ése es mi
consejo para España».
Los ciudadanos empujamos
En el
Seminario pudo verse también a bastantes miembros del movimiento provida en
España. Entre ellos, estaba doña Carmina García Valdés, Directora General de la
Fundación RedMadre. «El cambio a favor de la defensa de la vida
-asegura- lo conseguiremos los ciudadanos, empujando desde abajo a la clase
política». En la defensa de la vida -explica-, las organizaciones de la
sociedad civil tienen «una triple labor: la
primera y fundamental es atender a las embarazadas y madres en dificultad, con
apoyo afectivo y material. En segundo lugar, está la movilización ciudadana,
para extender la cultura de la vida y que toda la sociedad se conciencie de la
necesidad de valorar el embarazo y la maternidad como el bien que son. Ocurra
lo que ocurra en la política, vamos a seguir movilizando a la gente».
Por último, «realizamos una acción de lobby para que se
promuevan y apliquen leyes que no sólo defiendan la vida del concebido y
protejan los derechos de la mujer embarazada, sino que contemplen políticas
efectivas de apoyo a la maternidad. De hecho, RedMadre nació a partir de las
Iniciativas Legislativas Populares que el Foro Español de la Familia ha
promovido desde 2006, y gracias a las cuales, en varias Comunidades Autónomas,
ya se está legislando a favor de las madres, con más o menos eficacia. RedMadre
ya está en toda España, y va a seguir trabajando para que se promulguen y
refuercen leyes de este tipo», tanto autonómicas como a nivel nacional.
La responsabilidad de la
Iglesia
Además de los
políticos y la sociedad civil, la Iglesia es otro pilar clave en la defensa de
la vida. «La Iglesia tiene una responsabilidad enorme, porque la fe es el
principal motivo por el que la gente se implica en el movimiento provida»,
explica David Bereit, Presidente de la campaña 40 días por la vida. Bereit
está en España para impulsar aquí esta campaña. Explica que fue un grupo de
laicos -«que también somos Iglesia»- el que, hace 10 años, lanzó esta
iniciativa de oración, ayuno y movilización en defensa de la vida. Desde el
principio, buscaron la colaboración, primero de sacerdotes y pastores, y luego
de los obispos; «no para que lo organizaran, sino para que nos den su bendición
y animen a los fieles. En nuestros pastores buscamos liderazgo, y cuando
predican sobre el aborto con compasión, y actúan según sus creencias, es un
ejemplo tremendo». Sin su apoyo, «40 días por la vida no habría tenido
ni de lejos tanto éxito. Tres de cada cuatro participantes son católicos, y
algunas diócesis organizan ellas mismas las campañas».
Además, la mayoría «tiene una oficina
pro-vida. En Dallas, el antiguo obispo puso en marcha lo que se llama el Comité
Católico Provida, que hace una labor estupenda». Iniciativas como ésta
inspiraron la creación, en España, de la asociación pública de fieles Spei
Mater, que desarrolla proyectos en defensa de la vida. Según su Presidenta,
doña María José Mansilla, esta implicación de la Iglesia es clave, porque,
«para poder revertir las leyes que atentan contra la vida, hay que cambiar los
corazones uno a uno. Durante bastante tiempo, hemos dado por supuesto que la
gente conocía estos temas y estaba en contra, y quizá no hemos predicado lo
suficiente. Pero no se trata sólo de predicar una moral -que hay que hacerlo-,
sino de acoger a las personas en las duras circunstancias que viven. La
pastoral de la vida tiene que ser la pastoral de la misericordia», como insiste
el Papa Francisco. Esta mirada de misericordia sobre la realidad ha llevado a Spei
Mater a plantearse, «para el curso que viene, una campaña centrada en el
aborto eugenésico del que tanto se habla, pensando en las familias que esperan
un hijo enfermo, y que quizá no acudan a una asociación provida, pero sí a una
iglesia».
María Martínez López
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