El número, no cantado ni leído siquiera, …dibujado
solo con sus cinco guarismos, es el muro que esconde el escandaloso número de
victimas muertas por aborto en España durante 2016.
El pasado viernes, 29 de diciembre, en la página web
del Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad se publicaba un
extenso informe de 202 páginas que titula “Interrupción Voluntaria del Embarazo. Datos definitivos
correspondientes al año 2016”.
Mucha letra,
muchas tablas, muchos datos recopilados,
pero… a pesar de que —todo el mundo lo entiende— estamos hablando de
abortos, ni una sola vez aparece tal palabra;
otro pero… a pesar de que —todo el mundo lo entiende—
tras cada
aborto hay, al menos una muerte, ni la mínima mención;
y otro, lamentable, pero… pese a lo prolijo
de los datos recopilados según un mencionado «Informe Metodológico Estandarizado ; Diario Oficial de la Unión Europea (Recomendación de la Comisión de 23 de junio
de 2009)» no se les proporciona relevancia estadística ni
epidemiológica a ninguno de los métodos abortivos utilizados para terminar con
el producto de la gestación liquidada (que no suspendida o interrumpida).
¿Es posible que en la “era
de comunicación”, casi en tiempo real de casi todo, se tarden casi dos largos
años en publicar unos datos tan relevantes? ¿se perciben tan vergonzantes que
deben ser diluidos en el tiempo para desdibujar la ignominia que esconden? ¿no
se defienden como “nuevos” derechos? entonces... ¿por qué se disimulan?
Yo diría que son las
victimas de una guerra, cruel e inhumana, ¡mundial! Que se está librando contra
el más débil e indefenso de los seres humanos. No hay campos de batalla, ni
prisioneros, ni desplazados, ni reporteros, ni convención de Ginebra… al
enemigo, se le acosa y elimina sin piedad, en el más recóndito de los refugios,
…en el vientre de su madre.
Una guerra que se sirve
de armas tan eficaces, tan mortíferas, o incluso más, que las bombas
antipersonas ….el silencio, la
ocultación y la mentira les sirven para retorcer "la verdad de los hechos" hasta un grado tal, que la tornan irreconocible. La ingeniería de la postverdad.
En la “era” de los
derechos humanos, de los derechos de los niños, de las ONGs salvadoras de mil
causas,… no hay sitio para el concebido no nacido, que
ha venido a la vida en el tiempo “mas inoportuno” para su madre y los que la
empujan a desembarazarse de él.
Decía Julián Marías que algunos
se comportaran «como Hamlet en el drama de
Shakespeare, que hiere a Polonio con su espada cuando está oculto detrás de la
cortina. Hay quienes no se atreven a herir al niño mas que cuando está oculto
—se pensaría que protegido— en el seno materno». Qué explica, si no, que no
toleremos, que se condene unánimemente el más mínimo abuso a niños, pero… solo
si “respiran aire por sus pulmones” y no cuando se oxigenan dentro de su madre.
¿Cuál es la diferencia que justifique trato tan desigual? ¿Tiene, eso, sentido?
Estoy en línea con
Marías, don Julián, es urgente rasgar las cortinas, visibilizar lo que de
verdad ocurre en los abortorios, todo lo que no considera ni publica nuestro
Ministerio.
Si les miraran a los ojos
no los matarían.
Termino invitándoos a
mirar algunos rostros de los que son contabilizados como “semanas de gestación”
para los distintos abortos, …meros intervalos para rellenar una tabla.
La que sigue es la tabla 5
del informe, donde os dejo reflejados aspectos reales de las víctimas —innombradas—
de cada intervalo de gestación considerado.
Pero, no solo os traigo
sus rostros, porque hoy es posible además de verles, oírles su corazón latiendo —muy vivo— a intensidad y
ritmo distinto del de su madre.
En los enlaces que siguen, al alcance de
cualquiera que se tome la molestia de buscarlos en la Red, disfrutar de esta
experiencia y proclamar la maravilla en vuestro entorno.
Ecografía 2D, 3D y 4D
realizada en la Unidad de Ecografía de la Clínica Ginecológica del Dr. Rafael
Ortega Muñoz en la cual se muestra a un embrión de tres
semanas y apenas 1 milímetro de tamaño, con sus latidos cardiacos
difíciles de escuchar por lo pequeño que es. Visualizarlo AQUÍ.
Ecografía 2D y 3D
realizada en la Unidad de Ecografía de la Clínica Ginecológica del Dr. Rafael
Ortega Muñoz en la cual se muestra un gestación de 4
semanas, donde se ve, perfectamente, el saco vitelino, el embrión
y sus latidos cardiacos dentro del saco gestacional normal. Visualizarlo AQUÍ.
Ecografía 2D, 3D y 4D
realizada en la Unidad de Ecografía de la Clínica Ginecológica del Dr. Rafael
Ortega Muñoz en la cual se muestra un gestación de 5
semanas, donde se aprecia un embrión que mide unos 2,69 mm CRL (de la coronilla a la rabadilla, expresada en
milímetros) en su saco gestacional con sus latidos perfectamente audibles y
visualizados en la gráfica. Visualizarlo AQUÍ.
Ecografía 2D, 3D y 4D
realizada en la Unidad de Ecografía de la Clínica Ginecológica del Dr. Rafael
Ortega Muñoz en la cual se aprecia una gestación de 8
semanas en la cual puede ver embrión de apenas 18,48 mm. CRL, del
que se le aprecian perfectamente la cara, los latidos cardiacos, saco vitelino,
etc. Visualizarlo AQUÍ.
Ecografía 2D,3D y 4D
realizada en la Unidad de Ecografía de la Clínica Ginecológica del Dr. Rafael
Ortega Muñoz en la cual se muestra un feto de 11
semanas en 4D moviéndose y saltando de forma realmente
espectacular. Visualizarlo AQUÍ.
Ecografía 4D realizada en
la Unidad de Ecografía de la Clínica Ginecológica del Dr. Rafael Ortega Muñoz
en la cual se muestra un feto de 17 semanas
completo donde se aprecian perfectamente todos los detalles de cara, manos,
hombros, cuello; como mueve los brazos y las manos; detalles de la cara como si realmente lo
estuvieras viendo en frente tuya. Visualizarlo AQUÍ.
Ecografía 4D realizada en
la Unidad de Ecografía de la Clínica Ginecológica del Dr. Rafael Ortega Muñoz
en la cual se muestra un feto de 23 semanas
donde se aprecia la cara de un feto hembra con todo tipo de detalles para su
edad gestacional, con el impresionante realismo que permite el 4D HD live. Visualizarlo AQUÍ.
Todo, en fin —como en cualquier guerra— doloroso, duro, cruel, inhumano …pero, a fin
de cuentas, todo un reto para levantarse y prestarse a desgarrar la cortina
infame que esconde un infierno como si no lo fuera.
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