Mostrar una imagen de una victima de aborto, siempre será un acto impopular pero, es único para alcanzar el meollo de la cuestión: Colocarte ante la verdad del aborto, el horrendo espectáculo de un niño asesinado.
mmm
Jonathon Van Maren
lo relata y argumenta en un excelente artículo publicado en LifeSiteNews. Por su alto valor didáctico para la
lucha por la cultura de la vida os lo traigo desde NotiFam. ¡Disfrutarlo!
El debate sobre el aborto convierte a personas inteligentes en idiotas. Aquí una forma de superarlo.
Jonathon
Van Maren, director de comunicación del Canadian Centre for Bio-Ethical Reform,
nos presenta en este artículo algunas verdades dolorosas del ‘debate sobre el
aborto’. ¿Cómo es que personas inteligentes defienden posiciones sin argumentos
de fondo y rechazan verdades evidentes? Algunas respuestas aquí.
“El problema (a menudo me dicen) no es que la gente no sepa lo que es el aborto. Es que no entienden la belleza del niño no nacido.
Ellos no saben que el bebé en el útero es un bebé”.
Entiendo lo que están tratando de decir. La retórica
deshumanizante del movimiento pro-derecho a decidir ha sido asombrosamente
eficaz. Montón de células, parásito, sub-humano: como sucede con todas las
injusticias, se aplica una propaganda insidiosa a la víctima con el fin de
aliviar las conciencias de las personas involucradas en la matanza.
Pero en otro nivel, estoy en desacuerdo. Todo el mundo, creo, sabe, tanto por instinto si no intelectualmente, que el niño no nacido en el vientre es, de hecho, un ser humano. Es por eso que cuando alguien anuncia que están “esperando”, nadie les pregunta qué están esperando. O cuando alguien va al hospital para dar a luz, nadie siente la necesidad de comprobar y ver lo qué dio a luz -porque todos saben. Todo el mundo ha visto una ecografía o un sonograma. Casi todos han visto una foto de un niño en el vientre, ya se trate de un reportaje fotográfico en la revista Time o Life, o en un documental de National Geographic, o simplemente un video de la última visita al obstetra de su amiga.
Pero en otro nivel, estoy en desacuerdo. Todo el mundo, creo, sabe, tanto por instinto si no intelectualmente, que el niño no nacido en el vientre es, de hecho, un ser humano. Es por eso que cuando alguien anuncia que están “esperando”, nadie les pregunta qué están esperando. O cuando alguien va al hospital para dar a luz, nadie siente la necesidad de comprobar y ver lo qué dio a luz -porque todos saben. Todo el mundo ha visto una ecografía o un sonograma. Casi todos han visto una foto de un niño en el vientre, ya se trate de un reportaje fotográfico en la revista Time o Life, o en un documental de National Geographic, o simplemente un video de la última visita al obstetra de su amiga.
No, el problema es que
nuestra cultura está sufriendo de disonancia cognitiva. La disonancia
cognitiva es el estado que se produce al tener dos ideas contradictorias al
mismo tiempo, sin conciliar esas creencias [supuestos]. Esto es precisamente lo que ha
sucedido con el aborto: Lo que instintivamente e intelectualmente
sabemos sobre el niño no nacido en el vientre no se complace con lo que
culturalmente creemos [queremos aceptar] sobre el aborto.
Cualquier activista pro-vida puede decirte que cuando se
discute el tema del aborto con una persona a pro-elección, repentina y misteriosamente
se convierten en amnésicos cuando uno empieza a hacerles preguntas como: “¿Qué es lo que está en desarrollo en el
vientre de la madre?” Si una amiga
recién les ha anunciado, feliz, que está embarazada, no habría confusión sobre el bebé en el vientre. Pero en el contexto cultural del aborto,
gente inteligente, repentinamente, se transmutan en idiotas, y empiezan a
tartamudear [balbucear] sobre o “potencial
ser humano” o “parcialmente humano”
o “tal vez, posiblemente se convertirá en
humano”.
Es por eso que muchas estrategias pro-vida, a menudo, son
ineficaces. Mostrándoles una imagen de un niño nacido, por ejemplo, no los obliga a enfrentar alguna realidad
dura ni siquiera a hacerlos repensar
su visión del mundo. Así también pasa con imágenes de niños por nacer en el
vientre materno, ven la imagen, la registran, y confirma lo que ya saben: que
el bebé en el útero es, de hecho, un bebé. Lo
que necesitamos es información, evidencia, que se dirija directamente a su
disonancia cognitiva – que ataque a la pared mental entre lo que saben sobre el bebé en el útero y lo que asumen sobre el
aborto.
Por eso creo que las fotografías de víctimas aborto son tan
esenciales:
Porque ante una sola horrorosa imagen, el espectador se ve obligado a conciliar lo que siempre supo sobre el
niño en el vientre materno -que es un pequeño ser humano- con lo que el aborto realmente es, un
acto de violencia brutal que destruye físicamente a ese diminuto ser humano. Fotos de víctimas del aborto derriban ese
muro mental, y la controversia que rodea el uso de fotografías de víctimas de
aborto existe precisamente a causa de la reacción que frecuentemente provocan
en personas que luchan por reconciliar dos ideas distintas y que, por primera
vez, empiezan
a darse cuenta que son horriblemente incompatibles.
Después de todo, cuando alguien está en un cuarto oscuro
durante mucho tiempo y enciendes la luz, retrocede. Sus ojos dolerán. La luz
hace eso.
Vemos la atónita comprensión de que el aborto es un acto
brutal de violencia, incluso en lo que dicen algunas personas: “¡es la foto de
un bebé asesinado!” le dijo, una mujer asombrada,
a un presentador de televisión, después de recibir una de nuestras postales
antiaborto. Un reportero con el que hablé, preguntó cómo nos sentimos sobre que los
niños vean las imágenes, y, mientras yo le respondía que incluso en 6º y 7º
grado se usan imágenes gráficas [fuertes] para disuadir del consumo de drogas, fumar y
conducir después de haber bebido, el periodista me interrumpió diciendo: “Sí, pero sus imágenes muestran bebés muertos, y afecta más fuertemente a las personas.”
Las afecta, y precisamente por la razón que la periodista,
sin darse cuenta, señaló: Es imposible no reconocer que estas imágenes
son, de hecho, de niños muertos. Peor aún, de niños asesinados.
Eso nunca va a ser una cosa popular de mostrar. Pero llega al centro de la
cuestión como nada más lo hace, y hace que la verdad sobre el aborto sea
inevitable.
La verdad es dura, sobre todo en una cultura que ha sellado su alianza con la industria del aborto con
la sangre de millones. Los pro-vida que buscan la forma de cambiar la
cultura sin confrontación o auto-censurando nuestra mejor evidencia de la
verdad sobre el aborto, tienen que darse cuenta de que la culpa de nuestra
cultura es extensa y profunda: por cada una de esas millones de vidas apagadas,
hubo -hay- dos padres de un niño muerto. Cuatro abuelos. Amigos que aplaudieron o sugirieron la idea de
poner fin a esa vida. El personal médico
que realizó el procedimiento. El novio,
marido, pareja que pudo haber presionado u obligado, o incluso simplemente
condujo a su pareja y su hijo a una clínica donde ese niño sería triturado y
desechado.
Pero sólo al reconocer lo que el aborto realmente
es, sanará nuestra cultura, porque sólo con el reconocimiento,
solamente con la verdad, puede haber arrepentimiento, sin lo cual no puede
haber sanación. Sabemos la verdad. Millones no la saben [o cierran sus ojos
para no saberla]. Depende de nosotros el confrontarlos con la evidencia que destruirá la
mortal disonancia cognitiva que está dando lugar a tanta muerte.
Publicado en notifam.com el 9 de septiembre de 2015.
Fuente original https://www.lifesitenews.com/blogs/the-abortion-debate-turns-smart-people-into-idiots.-heres-one-way-to-overco Fri Sep 4, 2015 - 12:35 pm EST
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